Columna

La caracterización de ‘el Diputado’

Con el vuelo que me dio haber releído Mitos mexicanos de Enrique Florescano, ahora comentaré la figura de “el Diputado” con el que Carlos Monsiváis describe el arquetipo y estereotipo de “el Político”. Este escritor y cronista nos cita una desconocida novela de Renato Leduc, El corsario beige, que recrea la figura del político en México y reseña cómo de andarse cayendo muerto, siendo un pobre diablo, sableador de oficio, ahora tiene todos los bienes a su alcance, destacando también la personificación de “el Diputado” como otro de los mitos que azuela la escena política de antes y de hoy.

Se trata de la “leyenda de el Diputado”, situado por la mirada pública con el cortesano por antonomasia, el egresado de la Universidad de la Vida, el advenedizo, el que aprueba lo que no entiende, el dócil ante los de Arriba, el bárbaro entre los demás. En tanto estereotipo, el Diputado está ahí para que lo vejen, lo parodien y lo desprecien”.

Y aquí la frase monsivaiana como una sentencia: “Híjole, qué traje tan feo te compraste. Pareces diputado”.

Parece broma, pero es cierto.

Es cuanto.