Ahora que hay barruntos de estado de sitio en la ciudad de Chihuahua, nada extrañaría que nombraran a Javier González Mocken como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, por imposición directa de la gobernadora del estado, María Eugenia Campos Galván, y su mayoría en el Congreso local.

Se trata de un personaje político de trayectoria truculenta, como se registra en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Priista de cepa, consentido del duartismo, luego por el maruquismo, y ahora sin chamba, Mocken aspira a que le otorguen la titularidad de ese organismo.

Una decisión así embonaría con los tiempos que corren, de obstrucción de las libertades públicas y de defensa de la cultura patriarcal por parte del gobierno del estado, evidenciado el día de hoy, cuando se ha construido un muro de acero para proteger a la decadente clase política pan-priista que gobierna la entidad.

Cierto que la CEDH ha venido a menos, pero un eventual nombramiento de González Mocken terminaría por liquidarla.

Veremos.