Gobernar a punta de fiestas
Aunque parezca que no, la realidad es que el gobierno maruquista añora que vayamos de fiesta en fiesta, de feria en feria. Con esa alegría artificial se pretende tener ocupada a la sociedad, para que no piense en los grandes problemas que la aquejan.
Ayer se inauguró una versión más de la ExpoGan, la fiesta de los ganaderos con pedigree, que para variar hicieron su cabalgata con un abanderado al frente, como si fuera una gesta heroica, y con un lema que realmente mueve a signos de interrogación, acompañados de admiración. Es este: “¡Volver al origen!”. ¿Qué significa esto?
Las respuestas van desde regresar al paraíso, retornar a la época de los latifundios del Porfiriato, o cuando Chihuahua era propiedad del cacique Luis Terrazas, al que inercialmente siempre le anteponen “don”.
Casi se pelearon por aparecer en la foto cortando el listón el líder de los ganaderos, Álvaro Bustillos; el alcalde Marco Bonilla, debidamente ataviado al estilo western; el secretario de Obras Públicas, Mario Vázquez, con investidura de precandidato senatorial que más anuncios espectaculares ha comprado; y desde luego la gobernadora Maru Campos, que a esas horas no se reponía del susto que le puso la Suprema Corte por el asunto de los libros de texto.
Maru aprovechó la tribuna para decir, en algo así que fue como un brindis, que no debíamos permitir que el centro de la república nos divida. Parece ser que ya guardó su retórica de rompedora de hocicos morenistas, al menos momentáneamente.
Quizá tras bambalinas el estamento ganadero obtuvo alguna prebenda, pues ya se sabe que la gobernadora es una especie de Robin Hood bizarro, que roba a los pobres para darle a los ricos, como ya ha sucedido en este sector.
Y así, de fiesta en fiesta, hasta pasar la estafeta.