Puesto en los zapatos de Lilia Metodio, estimo que hizo bien en abandonar el barco maruquista. Se pone al margen de corruptelas y, sobre todo, debilita la cohabitación que sostiene a este gobierno en alianzas inconfesables con personajes y partidos en decadencia, como el PRI y el PRD. 

La renuncia es clara, franca y con sustento en la parte en la que expone que no quiso respaldar con su firma actos que pudieran encuadrarse en mecanismos de corrupción política y clientelismo burdo.

Como sucede en estos casos, la verdad ha empezado a aflorar y se han puesto al descubierto, por una parte, las preferencias de la gobernadora con su propia gente y, por otra, las discrepancias con Mario Vázquez, el líder de la mayoría panista en el Congreso local. Este, algún tiempo líder agrario del Frente Democrático Campesino, ha integrado un grupo con el experredista –hoy morenista– Miguel Ángel Colunga y el también experredista –hoy panista–  y actual secretario de Desarrollo Social del Estado, Ignacio Galicia. 

Con estos antecedentes lo que quiero señalar es que a Mario Vázquez le late fortalecer sus vínculos con los movimientos campesinos y agrarios en busca de sus proyectos de poder, y qué mejor que emplear el presupuesto con ese fin. Ese es el motivo de su colisión con la ahora exsecretaria de Desarrollo Rural, que no quiso favorecer a la Unión Campesina Democrática (UCD) que regentea Luis Pavel Aguilar, también funcionario del gabinete maruquista.

Se podrá decir que la señora Merodio no tenía la experiencia para ocupar el cargo, en cuyo caso la crítica debe ser a la gobernadora que la designó bajo un sistema de cuotas de partido; pero lo que está fuera de duda es que el deslinde que trae aparejada la renuncia fue la vía más útil para salir bien librada de la primera fractura y el eventual acto de corrupción de este gobierno.

No está de más señalar los actos de politiquería que ha exhibido la renuncia. Por un lado, las “bondadosas” palabras de la gobernadora para la renunciante y, por el otro, las muy ásperas que ella misma induce a través de sus persuasores a sueldo. 

Pero además el que Mario Vázquez nos diga que la renuncia es una excelente noticia, denota que chocó con pared cuando quiso favorecer a sus clientes. El que no tiene nombre es Noel Chávez, coordinador del PRI en el Congreso del Estado, para el que la relación del PRI con el panismo no sufrirá ningún percance. Con aliados así, la señora Merodio para qué quiere adversarios.

Colofón: todo sea por darle 36 millones de pesos a Pavel Aguilar.