El secretario de Educación, Cultura y Deporte, Marcelo González Tachiquín, no sabe despejar incógnitas. Ignoro sus conocimientos algebraicos porque cuando se le atravesó una “X” en el camino en realidad no supo qué hacer. Le recuerdo a los poco avezados en estos temas que el álgebra no es otra cosa que una aritmética simplificada y base para conocimientos más abstractos en el terreno de las matemáticas. Si la incógnita fue difícil, imagínese explicar, como lo hizo Lobachevski, la independencia del postulado de las paralelas, y obviamente que no me refiero a ninguna maniobra para dejar de regente por dos años a un pelele en la gubernatura del estado.

Resulta que vino Claudio X González Guajardo en su calidad de ejecutivo de la fundación Mexicanos Primero y advirtiendo que se puede discrepar del primero y disentir de la segunda, la realidad es que el trabajo de la asociación civil goza de reconocido prestigio, y más allá de esto lo importante es que vino a poner el dedo sobre varias llagas que lastiman a los chihuahuenses en materia de educación. De alguna manera, como se dice coloquialmente, vino a hablar de la soga en casa del ahorcado. Leámoslo: González Guajardo señaló que es “ineficiente y corrupto el sistema educativo”, que “existe mucha simulación y derroche de dinero” y que en Chihuahua, “el mal gasto también está presente, son 13 mil 307 pagos irregulares, de los cuales 4 mil 406 se destinan a aviadores, 802 comisionados, 2 mil 747 en otro centro de trabajo y 5 mil 298 jubilados, retirados o fallecidos, lo que se traduce en un robo de mil 500 millones a la educación”. Aparte explicó que de cada 100 que ingresan a primaria en Chihuahua, seis años después sólo 76 logran entrar a secundaria en tiempo y forma. Además informó que el promedio de escolaridad del país es de 8.8 años; mientras en Chihuahua en promedio se estudia hasta el segundo grado de secundaria. En un comparativo mundial indicó que Noruega tiene un promedio de escolaridad de 14 años, Estados Unidos 13.3, Canadá 13.2, por habitante tienen más años de preparación. Los datos del estado arrojan que en Chihuahua capital el promedio es de 10.4 años, lo que significa primero de preparatoria, pero Delicias tiene 9.9, Parral 9.3, Juárez 9, Nuevo Casas Grandes 8.8, Balleza 4.8, Carichí 3.9 y el más bajo es Batopilas con 3.8. Los niños están estudiando sólo el 3° o 4° de primaria. “Chihuahua tiene un doble reto, ¿cómo hacerle para que los niños de Batopilas alcancen a los de Chihuahua y cómo le hacemos para que los de Chihuahua alcancen a los escandinavos?”, afirmó.

Estas son verdades que duelen, más cuando se toman en serio para extraer conclusiones y trazar verdaderas soluciones de fondo. Pues bien, nuestro secretario de Educación –polivalente porque lo mismo ha sido secretario particular que director de Pensiones o jefe local de una fundación de sonorense sacrificado en 1994– no tuvo más argumento que referirse a la persona: el señor X, como si con eso se aclararan planteamientos o esclareciera la circunstancia de la educación en Chihuahua. Lo acusó de no conocer su Plan Villa (¡por favor!) que no es otra cosa que una medida desesperada para lavar el rostro del cacicazgo. Si a planes vamos, el Plan Chihuahua de Teófilo Borunda es harto recuperable frente al que menciona el funcionario. Y en este ambiente, que algunos denominan salirse por la tangente, para seguir geométricos, le siguió el falsete, ególatra, el narciso Alejandro Villarreal, secretario general de la Sección 8 del SNTE. Si usted busca la voz de un experto, conocedor de lo que tenemos en esta materia en Chihuahua y que controvierta lo que el empresario González Guajardo dijo, no lo va a encontrar, realmente con seriedad no hay argumentos a la mano que valgan.

Además hay una moraleja: no es de pericia política jugar con el nombre de las personas –el señor X– cuando el propio ofrece una gama enorme de posibilidades.