
El gobierno de Maru ya fracasó en seguridad
En la Cumbre de Glasgow, auspiciada por la ONU y por un gran reclamo mundial, se han tomado resoluciones muy importantes que tienen que ver con el cambio climático que se abate sobre el planeta. México, como Estado, le da la espalda a esta agenda imprescindible y es gran responsabilidad que habrá que fincarle al presidente de la república, encargado de la política internacional del país.
Aquí, en Chihuahua, ya se advierten los estragos que este cambio trae consigo. Pero nuestra historia es vieja, arrancó en la época del porfiriato cuando se entregaron las riquezas mineras y forestales a las grandes compañías extranjeras. En particular y desde entonces, el gran nudo boscoso que tuvo la entidad, ha sido depredado, dejando a su paso desolación, miseria y unos cuantos ricos muy conocidos que, además, han usufructuado el poder político de manera permanente.
A esa depredación se ha sumado la barbarie impuesta por el crimen organizado de todo tipo. Hoy, este crimen obliga al desplazamiento de personas y poblados enteros, asesina a mansalva y cuando tiene que presionar de manera artera, incendia bosques y tierras de cultivo.
Ese fenómeno no lo contendrá nadie mientras el Estado se comporte errático y tímido. Sume a esto que en las escasas semanas de gobierno de María Eugenia Campos Galván ya se acumularon más de cien homicidios dolosos. En muy poco tiempo recibieron su diploma de doctorado en inutilidad tanto la gobernadora como su secretario de seguridad pública, y no se diga el fiscal federal que, a decir verdad, todo mundo se pregunta qué sabe y dónde está.
Todo esto continuará igual mientas México no se comprometa internacionalmente en el combate al cambio climático y a la barbarie del crimen.
Además, continuará mientras la ciudadanía permanezca ausente.

