El estado de Chihuahua vive una situación límite. Ética, política, electoral y socialmente, hay una tiranía derrotada que está por irse, pero que en sus últimos momentos lanza coletazos que pueden dañar severamente el porvenir de la región. Se trata del PRI repudiado de manera radical en las urnas, del gobierno que a todas luces se mantiene a consecuencia de sus complicidades con la Presidencia de la república y que, en los márgenes que se le permiten, construye la propia impunidad de sus cabecillas, César Duarte y Jaime Herrera Corral. Ambos ya buscan sus abogados cabilderos de lujo, probablemente cada uno por su lado, valiéndose de una artificial impugnación a las elecciones de gobernador y alcalde de Ciudad Juárez y, ahora, recurriendo a una forzada autorización de incremento exponencial de la deuda en Chihuahua con argumentos muy propios de los bolsistas, especuladores y fraudulentos del tipo del secretario de Hacienda. Estos coletazos transgreden la Constitución y un gran racimo de leyes, empleando un lenguaje críptico, deliberadamente laberíntico, que hace de las finanzas públicas un verdadero jeroglífico egipcio pero que, visto con atención, lo único que significa es deuda y más deuda y permiso al grupo duartista para que sortee su salida y deje a Chihuahua en crisis y en llamas.

Quienes han condenado y se han deslindado de la acción ciudadana, no se dan cuenta que lo único que están logrando es cancelar las posibilidades de la energía popular y ciudadana desplegada para imponer las soluciones que dicte el interés público y de la sociedad en su conjunto. Estaríamos en presencia de un inmovilismo estéril. Evidentemente que se está por las alternativas no violentas, por la plena vigencia y respeto del derecho, porque no haya ninguna ruptura de cristales; pero eso no se logra sin una energía y un coraje que hoy necesita elevar su tono, su temple y talante para salir de una encrucijada como las que prácticamente nunca habíamos tenido en el Chihuahua de las últimas décadas. Quienes proponen el inmovilismo, pretendiendo que esto se resuelva intramuros de la clase política y su partidocracia, se hermanan con la esterilidad que nos conducirá a una crisis mayor. Hoy no cabe la simulación.

En este marco las iniciativas de la movilización se imponen. Si un congreso, integrado con la legislatura actual, que es corresponsable de la crisis, se llega a salir con la suya de aprobar el Decreto mediante el cual se autoriza a César Duarte para “monetizar” y “bursatilizar” recursos que fraudulentamente se escudan en la sociedad anónima llamada Fibra Estatal Chihuahua SA de CV, contrayendo mayor deuda y depredando a Chihuahua, no quedará más camino que el levantamiento ciudadano para colocar a cada quien en su lugar.

La firma del mitmegalómano.
La firma del mitmegalómano.

En menos de 24 horas el Congreso va a dictaminar, discutir y autorizar una iniciativa en la más superlativa ignorancia de sus integrantes. Mayoriteo puro. Mayoriteo de serviles. Para confeccionar el menú, la diputada presidenta, en una gesticulación de histeria propia de la Guerra Fría “ve amenazantes grupos de izquierda” en torno al Congreso blindado barras de acero y cero argumentos. Mientras tanto, lo que se ve es que ronda por Chihuahua la sentencia del mismísimo Warren Buffet: “Nunca invierta en negocios que usted no pueda entender”.

No es momento ni de tibiezas, ni de arreglos cupulares, como el que muestra a la linajuda familia Madero Muñoz, con un pie en la transición y el otro en el mundo del gran capital y los negocios. Como dijo el expresidente Mújica del Uruguay: “Quien quiera hacer plata, que se vaya al mundo de las finanzas”.

Parece que es momento de recordar lo que dijimos al inicio de la lucha abierta contra la tiranía duartista: “No nos vamos a dejar”.