
Agentes tableados y humillados… y Loya en Colombia
Los altos mandos de la seguridad pública en Chihuahua viajaron a Bogotá, Colombia, a realizar una tarea que desde aquí se ve inútil, como un despropósito y como una tomadura de pelo. El secretario de Seguridad Pública de Maru Campos, Gilberto Loya, acompañado de sus subsecretarios Luis Aguirre, Ricardo Realivázquez, Sugey Aguilar y Esteban Piñón, se trasladaron a esa capital sudamericana para explicarles lo que hay en “innovación, investigación e inteligencia artificial” para el combate del crimen. Fueron a cacarear allá la Plataforma Centinela que no ha servido para absolutamente nada, y las estadísticas que colocan a Chihuahua en los primeros lugares en violencia y delincuencia a nivel nacional lo confirman.
Qué más emblemática, me pregunto, que la patria de Pablo Escobar para dar un relumbrón en Chihuahua, para aparentar trabajo, para gastar en viajes que se antojan de placer y que, de hecho, lo son.
Simultáneamente a ese periplo y al momento de escribir estos apuntes, sobre la carretera que va de Chihuahua a Aldama dejaron un decapitado más, lo que corrobora lo que ya se sabe aquí: que entre Aldama, Coyame y Ojinaga se ha conformado un corredor de la muerte donde opera una banda delincuencial imparable. Y cuando decimos esto nos hacemos cargo de la vecindad con la capital del estado, hasta donde se está extendiendo una criminalidad cada vez mayor.
El gobierno de Maru Campos piensa que con aparentar trabajo se van a resolver los problemas de la seguridad. Cree que porque dice que está “construyendo la paz”, la paz se va a alcanzar. La seguridad en Chihuahua es la actividad del estado que mayor déficit presenta.
Aún así, la gobernadora se obstina en sostener como secretario a Gilberto Loya, quien ya demostró que no puede con el paquete o encargo que se le encomendó. De simple comandante de policía en Chihuahua –perdón por el viejo concepto– brincó a una tarea para la que no está ni remotamente preparado. En cambio para viajar es muy solícito, pues no es el primer tour que hace para lucir, de paso, un uniforme que le envidiaría un mariscal nazi de la época de Hitler.
Se podrá decir que lo anterior es una simple crítica a un viaje. Pero si vemos más detenidamente las cosas, no habrá más que una conclusión: el gran vacío en esta área de la actividad estatal se deja sentir con toda su fuerza.
Incluso periódicos vendidos como El Diario de Chihuahua han reseñado en estos días siete “narco ataques” (así lo denominan), que reportan 14 agentes estatales muertos en ciudades como Juárez, Madera, Gómez Farías, Bocoyna y San Juanito. Hay investigaciones, por otra parte, de que la rotación del personal policiaco alcanza una cifra de 700 renuncias, lo que indica que de ninguna manera se está trabajando para consolidar un cuerpo policiaco profesionalizado. La puerta giratoria lo grita.
Pero más lo resalta un hecho que seguramente sucedió durante el domingo pasado y que los medios han manipulado en interés del gobierno estatal, en donde un grupo de agentes de la Policía Estatal fueron interceptados en Balleza por un grupo armado que los detuvo y los redujo a condiciones indignantes, siendo tableados sin atentar contra su vida, pero a final de cuentas humillados para demostrar quién es quién en la región.
Se supone que saben que fue el grupo de Los Salgueiro, pero de los hechos concretos no hay resultados, ni carpetas de investigación, y mucho menos detenidos para encausarlos penalmente.
Los niveles de violencia se extienden a varias regiones del estado. Hay lugares con desplazamientos poblacionales forzados, donde el miedo impera entre las comunidades por la presencia ostensible de los criminales que imponen sus reglas y hasta micro estados de sitio.
Presumen mucho los del gobierno estatal de su coordinación con la Guardia Nacional y la SEDENA. Almuerzan todos los lunes en el Palacio de Gobierno de Chihuahua, publicitan estas reuniones como una engañifa más, pero todas estas fuerzas juntas no resuelven los problemas de su competencia.
Ha habido conatos de motines en penales del estado, crímenes como el de Danna y otros más, que llegan y llegan pero no se explican convincentemente a la población. Pero cuando se trata de un viaje como el que realizan Gilberto Loya y su “estado mayor” a Colombia, con todo el simbolismo que tiene, entonces la divulgación de la información abunda para aparentar algo que nula eficacia tiene acá.
Por menos de lo que sucede en Chihuahua el gobierno debiera ser depuesto. Incluso los cargos del gabinete en esta materia han sido de diseño y conveniencia. Quién no recuerda que para hacer fiscal general del estado a César Jáuregui sacaron de la competencia de esta dependencia los penales estatales, que ahora están en manos del impostor Gilberto Loya.
Quizás la población y la ciudadanía estén pensando en remediar esto otorgándole vacaciones al PAN, y al PRI con el que cogobierna, durante las elecciones generales de 2027.
Por lo pronto, insisto, nada se puede esperar de un Gilberto Loya que se ha caracterizado desde el principio por practicar la mentira pertinaz.

