Desde Madera, Chihuahua, y por enésima ocasión, llegan noticias que prácticamente y por sí solas nos hablan de una guerra casi formal. Se trata de una región de difícil acceso y que prácticamente ha estado en manos del crimen sin que las fuerzas federales, incluida la Guardia Nacional, ni las autoridades locales estén aportando una solución de fondo. 

Estamos ayunos de una estrategia eficaz que genere la seguridad que nos gobernantes han ofrecido. Voces de la región se comunican con esta columna alarmadas por los múltiples enfrentamientos, algunos de los cuales ni siquiera trascienden a la escena pública a través de los medios, lo que permite hablar de una manipulación de la información a la que todos tenemos derecho. 

Mientras esto sucede y en el ámbito local, César Augusto Peniche Espejel y Óscar Aparicio, se dedican a actividades netamente frívolas, desatendiendo la función que les concedió un gobernador que por otra parte tampoco atiende el encargo que recibió. Ilustran estas palabras la fotografía que acompaña a este texto, donde ambos están en uno de los múltiples homenajes a la mujer, pero en realidad no están, porque conversan de otras cosas y hasta uno de ellos se echó un coyotito. Así nunca podremos salir de la encrucijada de violencia y dolor en la que nos encontramos.