Primero hicieron de Luis H. Álvarez un monumento que lo achica, homenajeándolo de manera doméstica y entre puros panistas que presumen ser de cepa, pero que en algunos casos son simuladores.

Luego, cuando colocaron un cubo de mármol negro en la plataforma que sostiene su busto, le adosaron su currículum vitae, de mal gusto pero pasa. Lo que no tiene perdón alguno es que sobre ese mármol negro hayan dejado notorias faltas de ortografía que demuestran la supina ignorancia de los munícipes y sus corifeos.

Parafraseando al poeta portugués Fernando Pessoa, de su Libro del Desasociego y por tratarse de panistas asiduos y confesos, expreso que el haber haber tocado los pies de alguna imagen de Cristo no da derecho a cometer errores de ortografía, menos sobre un mármol que pretende dar memoria eterna a un prócer. Pessoa lo dijo de manera más elegante, por supuesto: “El haber tocado los pies de Cristo no justifica los errores de puntuación”.

Los panistas artífices del monumento están peleados con las mayúsculas, con los acentos que cambian todo cuando no se ponen, y otras lindezas de esta especie.

Qué vergüenza. De aquí en adelante no presuman que fueron a escuelas de alto nivel, porque en las públicas suele enseñarse buena gramática.