Que no es lo mismo un movimiento que un partido político, lo evidenció ayer la sentencia definitiva dictada por el Tribunal Electoral Federal, máxima autoridad en la materia. 

De antaño viene y el PRD fue gran maestro en la materia: que la izquierda parece estar baldada para tomar decisiones electorales de carácter legal, democrático y legítimo, que pasado el triunfo de unos y la derrota de otros, les de la confianza a todos de reubicarse en sus sitios a continuar la tarea. Por eso, para no demostrar la incapacidad que se padece para tomar decisiones de este corte, se recurre al método de las encuestas. Para que nadie decida –vil engañifa–, que lo haga una consulta amorfa e invertebrada. 

Ahora se escuchan las voces facilonas: sobornaron a los magistrados. Nunca lo demostrarán. Así que a apechugar, realizar una real elección. Parafraseando a Napoleón: “Cuatro transformaciones los contemplan”. 

Un partido político, es un partido político.