Si la Compañía Minera Dolores se disfrazó –y no falta quién se lo crea– de “Empresa Socialmente Responsable”, cabría preguntarse porqué no de “menesteroso” el alcalde Carlos Tena Nevárez, de Cuauhtémoc, Chihuahua. No faltó quién le aplaudiera su mamarrachada, pero con la misma realmente exhibió su miseria como político. 

Para saber, supuestamente en carne propia, el tipo de administradores, empleados y funcionarios públicos que tiene hay métodos modernos muy eficaces para saberlo. Pero no figuran en su  diccionario. 

Supongamos que su tacañería de ranchero adinerado no alcanza para eso, mínimo debiera haberse preocupado por el reclutamiento del personal, pues qué podría esperar de gente de la ralea de Héctor Elías Barraza Chávez, sino arrogancia y despotismo; cuando los jefes lo son, los de abajo imitan, a la vez que se comportan obsequiosos con los de mayor jerarquía. Con estas simplonadas que pretenden vestirse de genialidad, transitamos en Chihuahua soportando las malas administraciones, las que aparentan lo que no son, como en el caso que me ocupa. 

La minera, al menos, le pintó una raya más al tigre. Aquí parece que el tigre mismo pretendió engañarnos con el disfraz de un hambriento gato abandonado. Pero el pueblo tiene ojos, y a decir de ya sabes quién, también sabio. Al menos en las minucias.