La pelea por el control de la Cámara Nacional de Comercio y Servicio Turísticos de Chihuahua (CANACO), toda proporción guardada, se parece a la ferocidad del sitio de Stalingrado. Algo muy grande se quiere ganar ahí o algo muy grande se va a perder. El estamento de los comerciantes está en ebullición precisamente por la desnaturalización a que se le ha llevado porque no es, justamente, la función de la cámara la que se está privilegiando, sino su posible uso con fines que la rebasa y con unas injerencia de politicastros que hace tiempo debieran estar de jubilados. 

Hoy será el desenlace y sabremos quién resulte presidente, o de qué tamaño va a ser el litigio probablemente en los órganos internos o en los tribunales. 

En realidad no extraña esta pugna, ya que los comerciantes tienen en común con los políticos tradicionales su gran capacidad de labia para engañar. Por eso también están con un déficit grande de respetabilidad en la comunidad. 

Si la sangre llega al río, ojalá no la cobren el próximo 10 de mayo.