Es en serio y pido no lo olviden. El expanista, recién morenista, compadre de Javier Corral y con una historia negra, el senador Cruz Pérez Cuellar ha festinado que a partir de ahora los corruptos tendrán, salvado los trámites legales, muerte civil. El que la haga y se le compruebe, según esto, de por vida, tendrá que olvidarse de algún resurgimiento político en la vida social. En otras palabras, absoluta acta de defunción para los corruptos políticos; podrán llevar una vida biológica, pero que se olviden de toda pretensión de resurgir después de sus fechorías. 

Seguramente cuando se legisló sobre esto, en la visión de Pérez Cuellar pesó mucho la no retroactividad de la ley en perjuicio de persona alguna. Dicho de otra manera, cree que sepultó su pasado. 

Para nadie es desconocido en Chihuahua que el ahora activo senador fue patrocinado por César Duarte Jáquez para dividir a la ciudadanía para que prevaleciera su tiranía. De esa manera se convirtió en 2016 en candidato a la gobernatura por Movimiento Ciudadano. En paralelo otro traidor, Jaime Beltrán del Río, de origen panista, con idénticos propósitos hacía lo propio desde la derruida plataforma del PRD de Hortensia Aragón. Son crímenes políticos que no se olvidan y que a su debido tiempo deberán cobrarse en futuras votaciones.

Pero como hay que lucir y los tiempos son de anticorrupción –más de pico que de verdad– Cruz Pérez Cuellar nos viene con el cuento de la “muerte civil”. En esto abona sus nefastas convicciones en el tácito perdón que hasta ahora Javier Corral le ha brindado al no iniciar la causa penal correspondiente para enjuiciar, con el debido proceso de por medio, y poner tras las rejas a su excorreligionario y compadre. De que hay miga, hay miga. 

Para el que esto escribe no es novedad que Cruz Pérez Cuellar actúe como un logrero. En sus buenos tiempos de presidente estatal del PAN me invitó a una lucha anticorrupción contra Eloy Vallina –el heredero de amplia fortuna, pintor frustrado, magnate e industrial del vino– y bastó que este le diera unas nalgadas a través de un desplegado en la prensa local para que el ahora senador saliera corriendo, rajándose y sobándose las nalgadas. Así ha navegado este filibustero del antiguo Mar de Tetis que MORENA y López Obrador nos adelantaron a cuenta de una herencia nefasta. 

Cruz Pérez Cuellar sabe cómo engañar; cree que hasta su propio suicidio puede recomendar para que mejor crean en él. En realidad Chihuahua debe pensar en su muerte cívica asistida.