AMLO: aciagos pasos diplomáticos
Cuando López Obrador realizaba su última campaña dio aliento a una vetusta y anquilosada tesis: la política internacional de México la dicta la vida interior del país. No se sostiene en los tiempos que corren, lo que de ninguna manera se debe entender que nuestra capital esté en alguna metrópoli imperialista o neocolonialista.
Pero dice el refrán que primero cae un cojo que un ciego. Esto viene a colación por la reciente visita y atenciones otorgadas al yerno de Donald Trump, Jared Kushner, que se dice también asesor del reciente destructor de la democracia norteamericana, racista, patán y agregue usted los adjetivos que quiera, que ninguno será suficiente para calificarlo. Es del conocimiento público que ya el gobierno de AMLO dio su beneplácito al que será el futuro embajador de los Estados Unidos en México, luego de que el Senado de allá le dé luz verde.
Lo que afirmo es que nuestra relación con el poderoso vecino no tan sólo no obedece a los dictados internos del país, sino que se atiende en agencias informales propias de la cortesanía. Es impensable que mañana o pasado mañana, Trump reciba a la nuera del presidente mexicano.
Pero lo que colma el plato es que Bernardo Gómez, amigo del presidente, y miembro fifí y destacado de la “mafia del poder” –es personero de Televisa– haya estado en la recepción del informal enviado de Donald Trump.
La vieja tesis “internacional” cayó por tierra, además porque se da en medio de una detestable diplomacia secreta.
Se verán cosas peores, dicta el libro de los libros.