Diez verdades para no olvidar el escándalo César Duarte
La columna Ráfagas del nonagenario periódico El Heraldo de Chihuahua, en la semana que finaliza abordó el tema del amparo que interpuse para abonar que César Duarte y Jaime Herrera Corral sean sentados en el banquillo de los acusados. Ahí se lee que “…desde su inicio la solicitud de amparo ha sido errática, sin señalar a las autoridades responsables del seguimiento de la denuncia y por lo mismo, se ha prestado a que, con todas las de la ley, la PGR le de las largas que guste”.
Es inexacta, por decir lo menos, esa apreciación, y además causa extrañeza si a los reporteros de ese medio que me han entrevistado les he explicado a detalle el tema.
Por eso puntualizo diez cosas que no se deben olvidar a la hora de evaluar la lucha en los tribunales para obtener el castigo de los corruptos que saquearon al estado de Chihuahua. Van:
1.- Contra los corruptos hay materia penal, cometieron delitos y sólo la impunidad peñanietista y de sus procuradores los mantiene bajo protección.
2.- César Duarte no ha acreditado, ni podrá hacerlo, la licitud de los 65 millones con los que constituyó un fideicomiso (“sin ver” y “a lo macho”) de inversión para la compra de acciones y apoderamiento del banco que está atrás del escándalo Unión Progreso.
3.- El abuso de poder y facultades de César Duarte y Jaime Herrera Corral está documentado con sólidas pruebas, y las certificaciones expedidas por Moody´s Investors Service y con diversas documentales de instituciones mexicanas de naturaleza gubernamental y bancaria.
4.- En el caso de Jaime Herrera está demostrado que existe conflicto de intereses por su dualidad de aspirante a banquero y Secretario de Hacienda del duartismo. La existencia de esto es algo así como el muro de hormigón de la presa Las Vírgenes: no la puede derrumbar por más topes que le dé. Ni la protección corralista lo salva.
5.- Jaime Herrera hizo depósitos súper millonarios en una institución indebida conforme la ley, para consolidar su negocio privado y la sociedad en el mismo con César Duarte.
6.- Esta es la substancia de la causa penal en contra de César Duarte, Jaime Herrera y Carlos Hermosillo Arteaga, iniciada el 23 de septiembre de 2014 y que obra en el expediente A.P PGR/UEAF/01/15 de la Procuraduría General de la República.
7.- Este expediente cumplió el pasado mes de septiembre de 2017 tres años, demostrando, por sí solo, que en México tratándose de corrupción la justicia es lenta, aberrantemente lenta, y eso permite iniciar un juicio de amparo para que la garantía de acceso a la justicia sea una realidad. Ese es el resumen de la violación constitucional.
8.- El Ministerio Público Federal es único y conforme a la Constitución lo representa hoy el procurador general de la república, nadie más.
9.- A ese procurador general de la república se le atribuye el acto que se reclama en el amparo 667/2017 de Juzgado Sexto de Distrito en Materia Penal de la Ciudad de México, y se complementó indicando, también como responsable, la Unidad Especializada en Análisis Financiero, que substancia el expediente señalado, cuyos numerales se señalaron en el punto seis y que ya tiene alrededor de cien mil fojas. De tal manera que el blanco del amparo no ofrece posibilidad de asumir procesalmente conducta errática alguna.
10.- Los procuradores generales de justicia de la república Jesús Murillo Karam, Arely Gómez y Raúl Cervantes han sido tapaderas de César Duarte y su pandilla y han chicaneado de diversas maneras el claro expediente que les quema las manos. En particular Raúl Cervantes cometió una falta grave al negar la existencia del acto reclamado y deberá encarar la justicia por su indebida conducta. La justicia federal está bajo observación con este escándalo.
A los ciudadanos de Chihuahua les precisamos estos diez puntos para que tengan claridad del apego de la lucha de Unión Ciudadana en el marco del derecho. Se comprueba que en este país combatir sin el apoyo de la ley arruina las luchas, pero tener en las mismas el escudo esencial tampoco es garantía de acceso a los triunfos merecidos.
Nota final: El que esto escribe, por lo demás, ni se considera gran abogado, menos jurisconsulto; no acostumbra escoltar su nombre con el título profesional y prefiere, simplemente, ser un incordio contra los tiranos y el mal gobierno. Por eso, lo que hace se suele tildar de errático. Pero cuando menos en este caso tiene la mejor de las punterías, así sea porque sólo hay un blanco posible.