Lo que Duarte no dio a la CNDH, ni a la ciudadanía
El deterioro en el que el corrupto duartismo condujo al estado de Chihuahua no sólo es financiero o político, sino institucional. Pasarán muchos años, también, para que poco a poco se vayan revelando los niveles de destrucción y credibilidad en los que el sexenio priísta inmediato anterior sometió al estado. Fue una larga noche, como se dice ahora en el nuevo régimen, pero parece que falta mucho para que el nuevo amanecer sea diáfano y vigoroso.
Mientras eso ocurre, día a día brotan las deficiencias del cesarismo duartista. Uno de esos lances lo acaba de dar a conocer la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en su informe de finales de marzo en el que se señala que Chihuahua “fue omiso” a la hora de aportar información sobre desapariciones de personas y fosas clandestinas en la entidad.
En un tema tan delicado como este, el duartismo simple y sencillamente cerró las puertas a una CNDH que, si bien tiene una enorme deuda con los chihuahuenses por los ataques inferidos a Unión Ciudadana, no tuvo ningún empacho en externar este y otras linduras del sexenio frente al propio Enrique Peña Nieto hace poco más de una semana.
Los datos duros hablan por sí solos. De acuerdo a ese informe especial de la CNDH sobre desaparición de personas y fosas clandestinas, el 82.71% de las personas reportadas como desaparecidas del fuero común que corresponde a 23 mil 934 casos, se concentra en 11 estados del país:
- Tamaulipas – 5 mil 563 casos (19.22%)
- Estado de México – 2 mil 984 (10.31%)
- Jalisco – 2 mil 523 (8.71%)
- Sinaloa – 2 mil 385 (8.24%)
- Nuevo León – 2 mil 374 (8.20%)
- Chihuahua – 1 mil 933 (6.68%)
- Coahuila – 1 mil 620 (5.59%)
- Sonora – 1 mil 288 (4.45%)
- Guerrero – 1 mil 155 (3.99%)
- Puebla – 1 mil 080 (3.73%)
- Michoacán – 1 mil 029 (3.55%)
Para la institución, “la diversidad de cifras evidencia la necesidad de que las autoridades sistematicen, compulsen y depuren los datos de personas desaparecidas, ya que el Informe muestra las inconsistencias y deficiencias de la información oficial disponible, por lo que se debe contar con registros pertinentes e integrales para medir la magnitud del problema, además de que no se cuenta, en la mayoría de los casos, con evidencias o elementos para señalar las causas que motivaron la desaparición de personas que están reportadas como tales”.
Y aunque la población suele informarse periódicamente sobre los continuos hallazgos de fosas clandestinas en diversas regiones del estado, oficialmente la CNDH no tiene datos al respecto porque Chihuahua ha sido una de la entidades “omisas en atender el pedimento”.
No es la primera vez que ocurre. La transparencia no es algo que caracterice a Chihuahua. Y eso genera, para el desprestigio de las instituciones locales, una propensión autoritaria que se hereda de sexenio en sexenio. El duartismo no sólo le debe bienes materiales al estado del que se ha servido todavía hasta estos días, sino una rehabilitación que sólo podría estar en condiciones de iniciarse el día que afronte las consecuencias de sus actos ante los tribunales.