Por la cercanía que tengo con feministas, partidarios del matrimonio igualitario, derechohumanistas y miembros activos de la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual y Transgénero (LGBT), escuché diversas voces que me dijeron que la candidata Lucía Chavira es de amplia visión y gran apertura para esta delicada agenda, que como da votos también los quita. En otras palabras, se necesita tener gran honradez, altura de miras y seriedad intelectual para adoptarla y remar en aguas turbulentas, sobre todo si de buscar votos se trata. No está de más decir que se topa con la iglesia, mejor dicho, con las iglesias, porque el plural se impone para no discriminar.
No tengo elementos para dudar que la candidata priísta a la alcaldía de Chihuahua en efecto tenga simpatía, por decirlo suavemente, por esta plataforma. Sin embargo, el día de ayer que escuché su entrevista con el locutor Juan Enrique López, enmarcada en la iniciativa peñanietista de reforma constitucional para establecer el matrimonio igualitario –en buena medida ya admitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por ende obligatorio para que se le respete– me percaté del oportunismo que reina cuando se tiene que contestar clara y contundentemente a la interrogante: evasivas, evasivas y más evasivas. Esa es la política de la ambigüedad, de amor al poder sin confrontar las propias convicciones en una área tan sensible. Eso me hizo pensar, particularmente, que las pocas amigas feministas que me quedan, debieran reflexionar su partidarismo de circunstancia en esta etapa, porque no se ve nada claro: frente al silencio de Enrique Terrazas, el fundamentalismo Pro Vida y ultramontano de Maru Campos, la política de la ambigüedad, gelatinosa, tampoco ayuda al pensamiento progresista en la materia. Y no es que falte músculo, es que se anda a la búsqueda desesperada de votos, así lo refleja el compromiso al que llegó un ramillete más amplio de candidatos, incluida la señora Chavira.
Finalmente, la candidata es un grano de arena en esto. El mismísimo don Beltrone ha dejado a los diputados priístas del constituyente permanente en libertad de votar como les venga en gana. Dejan a Peña colgado de la brocha para dar paso a la más oportunista de las políticas partidarias. Nada extraño en el PRI, natural en el PAN y la derecha.
Tarifas eléctricas, nos la volvieron a hacer
Desesperado el PRI, indujo a la celebración de un convenio entre la Comisión Federal de Electricidad y el gobierno del estado para reducir las tarifas eléctricas, retroactiva la ventaja al primero de mayo de este mismo año. Se trata del más burdo clientelismo electoral y del sistema de despensa a cambio de votos, pero aprovechando a la paraestatal que vino a apoyar las campañas en el momento preciso cuando ya no podrá haber ningún debate ni cuestionamiento a ese sesgo en el que el PRI aparece como un simple partido de Estado. Las mismas mañas, el mismo partido. Esperemos que no con los mismos ciudadanos.
Desgustando sus comentarios. El cerbro no iene dientes. Están dónde deben estar. Saludos