En las últimas horas se dieron a conocer cambios en la dirección estatal del PRD que, por lo grotesco, ya no mueven a una crítica política sino a risa, burla o cualquier variedad de este par de actitudes humanas. Por órdenes de la cacique Hortensia Aragón Castillo, Crystal Tovar Aragón –la muy cómoda sobrina– renunció a la presidencia del partido para ser colocada en las próximas semanas como diputada local, dejando en el cargo ¡a su mamá!, Guadalupe Aragón Castillo, que además ¡es suplente de su hermana Hortensia! en la diputación federal.
Hasta en los viejos tiempos de las monarquías estas cosas lastimaban, por su mal olor, hasta a las más resistentes pitituarias de las narices dispuestas a las peores miasmas. Tratándose de un partido que se dice de la Revolución Democrática, es la muestra de la putrefacción a que puede llegar una institución que ya no sirve ni siquiera a una carcomida partidocracia, como la que se dibuja en el horizonte chihuahuense. Si los partidos políticos no fueran entes de interés público, por una parte, y subsidiados con recursos fiscales que pagan los contribuyentes, por la otra, simplemente tendríamos que considerar que tratándose de un club familiar lo lógico es que suceda todo esto. Pero no es ese el metro con el que se pueden medir estas aberraciones, porque ni lo primero ni lo segundo es congruente con el estatuto constitucional que dimensiona a los partidos políticos. Sin embargo, no otra cosa podemos esperar de la conducción de Hortensia Aragón Castillo, quien se ha doctorado en el arte de medrar y rendirle culto al dinero y a los fondos públicos de los que ya se acostumbró a vivir la que alguna vez se dijo comunista. De Pável Aguilar ya no tiene caso hablar, su nombre de novela soviética ronda por todas partes cuando de corrupción se habla.
El PRD es un aparato en absoluta descomposición. Traicionó principios, compromisos ciudadanos, vidas humanas cegadas por el régimen, particularmente durante el salinismo. En Chihuahua es una grangrena más que golpea al espacio público. En el plano general, lo hemos afirmado categóricamente: cuando busca postular a Jaime Beltrán del Río como candidato a gobernador, se está coludiendo con la defensa del cacicazgo y la corrupción política conocida como Unión Progreso. Quisiera sugerir, pero ya ni caso tiene, que este precandidato, si tuviera una brizna de dignidad, debería declinar si no quiere correr el riesgo de quedar registrado en la historia política de esta etapa como aquel que se manchó las manos, privilegiando relaciones con Jaime Herrera Corral, el corrupto secretario de Hacienda, cómplice de César Duarte. Quién puede, con sensatez y una brizna de racionalidad, pensar que este político buscó una instancia democrática para participar por la gubernatura en el PAN, y ahora cae en las redes del más grotesco negocio partidario de la familia Aragón. Y digo negocio porque esto ya no alcanza a caracterizarse bajo el consagrado concepto de nepotismo.
De inicio preguntamos si estamos en presencia de una sociedad anónima en lugar de un partido. Realmente los signos de interrogación no vienen al caso. Claro, se trata de una sociedad anónima en la que el capital lo ponen los contribuyentes, se lo queda Hortensia y su familia, acrecentándolo con dietas que se pagan para mantener al PRI en el poder. ¡Qué hedor!
LO CURIOSO ES QUE AHI SIGUE CIUDADANOS QUE CREEN QUE EL PRD ESUN PARTIDO DE IZQUIERDA.. DONDE ESTAN LOSCOMUNISTAS ??!!