anaya-navarrete-30jul2015

Reconozco una buena a la columna GPS del periódico de cuyo nombre no me quiero acordar, al comentar la finalmente malograda fusión entre PRD y PT, que hasta esa le salió mal a Carlos Navarrete. GPS habla de una “unión en la desgracia” y sin más pasa a catalogar a aquellos como nanopartidos, obviamente sin referencia a que tenga que ver con la tecnología y sus chips. Recrea el autor de la columna el asunto con la siguiente narrativa: “Imagine a Rubén Aguilar y a su hija Lilia, tomados de la mano de Héctor Barraza y Pavel Aguilar, con cinco pajecillos cada uno, camino al altar revolucionario, donde Hortensia Aragón los espera como sacerdotisa mayor para consumar la alianza, mientras Navarrete y Anaya observan desde un trono coronado con guirnaldas con forma de hoz y martillo… Visualícelos ahora discutiendo por las migajas del poder, si acaso una pluri federal, el dinero de las participaciones… y cargos en el partido. El matrimonio, perdón, la fusión perfecta”.

Únicamente agregaría: ¡Oreeemuuus!