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Vaya forma de destruir un partido político. El PRD chihuahuense, tras del cual a la hora de su fundación estuvieron socialistas, comunistas, liberales, demócratas y cristianos comprometidos, finalmente está a punto de ser sepultado. Ya se preparan los responsos y el féretro, tendrá un color nada fúnebre por el amarillo que lucirá. La tarea de destrucción fue lenta pero muy tenaz y patrocinada desde el gobierno y desde la dirección nacional.

Los mejores intentos por vertebrar un partido auténtico y genuino quedaron atrás y en la nada, para dar paso a la transa y el cochupo. Donde antes decía Democracia ya, patria para todos, en los últimos años se escribió Poderoso caballero es don dinero. Cuando usted quiera encontrar a la partidicida, no batalle, hoy por hoy la encuentra en el Congreso local y su nombre es Hortensia Aragón Castillo, excepto durante las jornadas electorales, donde sus intereses están fuera del territorio chihuahuense, como se propala en una conocida columna política aquí en Chihuahua. Ella sabía que su voto ya no tenía sentido alguno y quizá por eso no lo depositó en urna local. Empero, a su tarea le falta firmar la cristalina acta de defunción.