La Policía Ministerial de César Duarte, del fiscal Jorge González Nicolás y de Pablo Rocha, agredieron con todas las agravantes de ley a los fotoperiodistas de El Heraldo de Chihuahua, Manolo Aguirre y Daniel García. Ninguno de los dos cometió falta alguna, simplemente desempeñaban sus tareas laborales y eso bastó para que fueran maltratados y esposados como si se tratara de peligrosos delincuentes. Uno de ellos alegó que trabajaba de acuerdo al curso que les impartió la Fiscalía. De nada les valió: incluso a Manolo Aguirre le propinaron malos tratos que la ley prohibe e incluso lo sometieron torciéndole su brazo izquierdo. Sus instrumentos de trabajo fueron decomisados, algunos de sus objetos personales también, y en particular inutilizadas las imágenes (fotos y video) como si se tratara de algo de lo cual la sociedad no puede enterarse. Todo esto ocurrió ayer 7 de junio, en un día que se considera de la libertad de expresión por el oficialismo.

Me sumo a la indignación por estos actos, que mínimamente debieran ser considerados como premisas para la destitución tanto del fiscal como de sus subalternos y en particular de los agentes agresores.

Cuando estas cosas suceden no tiene uno menos que pensar que es el vivo reflejo del autoritarismo que priva y del que se sirve el cacicazgo de César Duarte.

Vaya mi solidaridad con Manolo Aguirre y Daniel García. Se reproduce el video que tomó el propio Daniel García y que circuló escasamente en los medios locales, no obstante ser una agresión que les atañe de manera directa:

https://www.youtube.com/watch?v=C5zONIz17GA