Mañoso como es (lo que en el mundo de la corrupción en que vive suele ser una virtud), el cacique mayor del estado de Chihuahua ya les prometió la luna y las estrellas a los trabajadores del sector salud. Violentando la llamada veda electoral, que es paradójicamente un estimulo al abstencionismo, Duarte Jáquez aprovechó el festejo a las enfermeras, a las que tan mal ha tratado a lo largo del sexenio (protestas, marchas, bloqueos de calles y acuerdos no cumplidos dan cuenta de ello) para anunciarles que ellas (hasta donde se sabe no incluyó a en el discurso a los enfermeros, que los hay) junto a todo el personal del sector salud, estarían basificados de una vez por todas. Esto quiere decir que el mensaje es: ya saben, el 7 de junio está muy cercano y no olviden que los estoy rescatando del ostracismo laboral. Y en el “no les doy más porque no tengo” va contenida la sustancia de su gobierno personalísimo: ¿cómo está eso de que no tengo?, ¿acaso es su dinero? Esa disposición personal del erario explica la complexión de su tirano vicio cleptómano, como los 65 millones para su banco.
Alguien comentó en las redes sociales, y con razón, que a Duarte le urgen este tipo de acciones ante el deterioro que arrastra por su incompetente, corrupta, autoritaria y golpeadora manera de actuar frente a los ciudadanos. El señuelo, más allá de si cumple o no su promesa, lo lanza justo en el momento en que las campañas de sus candidatos, incluida la de su excontralora que sólo emitía memorándums preventivos en lugar de informes sobre corrupción, no prenden por ningún lado. Faltan tres semanas de campaña y los priístas están que no los calienta ni el sol (bueno, el sol azteca sí, porque hasta le sobra para darle calorcito en el Congreso a las ideas del cacique de gobernar tras bambalinas).
Lo que para el César Horacio debiera ser una obligación, lo convierte en moneda cambio para tratar de favorecer sus propios intereses. Pero es tan torpe que piensa que los trabajadores del sector salud desconocen sus intenciones. También ellos le verán la cara, o la espalda, el 7 de junio.