Desde que Miguel Jurado pactó con César Duarte abandonar sus principios, esos en los que solía descansar sus preocupaciones con los ojos húmedos, sobre todo al evocar, cual apostolado, la rectoría moral de su amado PAN, ha fungido como el más priísta de los priístas. Claro está, y así lo ha documentado la prensa, que debido a su ñoña actitud no tuvo los arrestos para sumarse al PRI desde el momento mismo en que aceptó, en el palacio de gobierno de la capital del estado, la candidatura de la alcaldía de Parral en el proceso electoral pasado. Al PRI se sumó meses después, cuando ya era alcalde, y se puso una camiseta “marca PRI”, en una pasarela que Victoria’s Secret hubiera envidiado.

Esa fidelidad mal entendida se ha vuelto algo más que cómplice de su padrino político (léase cacique Duarte) al encabezar hoy, tal y como lo hizo la semana pasada el rector de la UACH, Enrique Séañez, un desplegado difamatorio en el que del destinatario no dice nombre, pero que todos sabemos que empieza con “J” y termina con “z”.

El nuevo libelo conserva la misma ñoñez y fórmula que el anterior, sin contar una redacción de mal gusto y las faltas de ortografía (desde esta columna lanzamos la sospecha de que quien redactó ese texto es el mismo que escribió el que publicaron los rectores): decir que el estado que guarda la seguridad pública, la economía, la salud, la educación y la infraestructura son ejemplos, casi casi, del primer mundo. En donde de plano desbarrancan Jurado y los abajofirmantes es al momento de afirmar que hay “quienes” le aportan a Chihuahua “diatriba”, “encono” y apuestan a que se debiliten las instituciones, todo “desde la comodidad de las sombras”.

Estas palabras bien podrían ingresar a un examen sólo para reprobar si el reactivo principal fuese: Aclare usted qué es lo que quiere decir de lo que dijo y escríbalo en la columna de la derecha. Vaya, ni los jóvenes de hoy, mediante el lenguaje telegráfico que utilizan en sus aparatos móviles, son tan arcanos. Entonces, ¿de qué lado están las sombras?: ¿acaso no han sido al amparo de éstas que Duarte y sus cómplices desplazan a ahorradores de una financiera para convertirse en socios mayoritarios de un nuevo banco, creado mediante recursos públicos y mecanismos de corrupción?, ¿qué no fueron esas las tinieblas que representaba el PRI durante la cándida pertenencia de Miguel Jurado al PAN? Tiene usted razón, señor Jurado, aunque le corrijo el refrán, título de su libelo: se escribe hechos son amores y no buenas razones. Y además, por silas o por nolas, botellita de jerez…