En mi columna del pasado 3 de septiembre http://jaimegarciachavez.mx/?p=1636 publiqué una reflexión a partir de la renuncia de la doctora Olga Ponce al Partido Acción Nacional. Esto provocó que el abogado y analista político Luis Villegas Montes me dirigiera una carta abierta a la que hoy doy respuesta. Por respeto a los lectores, reproduzco íntegros ambos textos y en su orden de publicación:
Carta de Luis Villegas
Hace unos días, leí su artículo que titula: “Olga Ponce: Cada vez somos más los que creemos menos”; me parece legítimo su punto de vista; por supuesto, en su derecho está de escribir lo que piensa, con ese estilo franco e inteligente tan suyo y que es muy de agradecer en este Chihuahua constipado de ideas que, para desgracia de todos, algunos parecen ignorar en pos de un Estado idílico, mítico, que solo existe en la cabeza afiebrada de los progobiernistas. Antes de proseguir debo aclarar que estas líneas no se enderezan en contra de la decisión de la doctora Olga Ponce a quien no tuve el gusto de conocer cabalmente pero de quien muchos reconocen su valía profesional y su militancia sin sombra.
No obstante, me parece indispensable realizar algunas precisiones. Escribe usted: “Aunque la nomenklatura panista no contó con ella para la primera fila, sin duda se trata de una pérdida grave para un partido”. La doctora Ponce, con casi 10 años de militancia, como ella misma reconoce, en todo momento contó con el aval y el apoyo de lo que Usted llama “nomenklatura” y yo llamo “dirigencia” -por expresar de forma más exacta lo que ocurre hacia el interior del PAN en estos momentos-. La doctora Ponce, al momento de su retiro, era: Consejera nacional, integrante de la Comisión de Vigilancia y miembro del Comité Directivo Municipal en Chihuahua; es decir, por derecho propio y en virtud a sus méritos, no era una militante más; era parte de eso mismo que yo nombro “dirigencia” y usted llama “nomenklatura”.
Si ese fuera el único desliz de su escrito, quizá no sería digno de mención; el problema, es que Usted alude, de manera textual, a “la densidad que alcanza lo más oscuro de la vida partidaria -no sólo del PAN-“ y que en sus palabras “hace insoportable la militancia porque oprime las individualidades”. Perdóneme pero, casualmente, el pasado miércoles 3 de los corrientes, el ICHITAIP, le otorgó al PAN estatal el reconocimiento del 100% en materia de transparencia. Eso, en medio de un litigio sin tregua en contra del PRI en todos aquellos aspectos en que es necesario oponerse: Vivebús, Aeroshow, incrementos fiscales, casetas de peaje, peculado de la CNC, SAGARPA y Desarrollo Rural del Estado, obras mal hechas, suplantación de identidades, el préstamo de 3 mil millones de pesos que están próximo a aprobarse, etc.
Coincido con Usted plenamente en el sentido de que los partidos tienen fortaleza en la medida que son vehículo para que muchos y muchas tengan un sentido de pertenencia tan amplio que ahí donde se esté se pueda impulsar un proyecto político; lo que no se vale es inferir, a partir de esa premisa válida, una conclusión errónea, a saber, que la salida de uno (o de varios) constituya, per se, una demostración de facto de lo que usted también llama “el altísimo costo” que es “sinónimo de políticos profesionales y a sueldo, para los cuales la organización es un instrumento al que sobreponen sus propios fines mezquinos”. La salida de las filas del PAN de la doctora Ponce, lamentable en sí misma, lo es porque el PAN pierde a una valiosa colaboradora nada menos, pero tampoco nada más. Permítame, licenciado, dos citas, una proveniente de la conseja popular y otra de la historia del Partido: “Una golondrina no hace verano”; y como dijo nuestro fundador: El PAN no es tarea de un día “sino brega de eternidad”. Unos se van, muchos se quedan; no los (nos) hace mejores ni peores esa decisión, simplemente distintos.
Me preocupa en cambio, licenciado, que rescate Usted un párrafo escrito por la doctora y lo parafrasee: “Cuando da a conocer su tristeza [la doctora], ve que atrás se va quedando un México sin esperanza, sin aliento y, como médica, advierte que un ciclo se ha cerrado y que la vida sigue aunque haya luto, luto humano; quisiera decir, yo, del que en otras circunstancias y para una temática diferente, analizó José Revueltas”. Y me preocupa porque la conclusión de la doctora la descontextualiza Usted. Ella refiere, literalmente, la tristeza que le da “este México sin esperanza, sin un futuro alentador” y con ello, da fe de su claudicación, nada más. Acción legítima, por supuesto, pues la militancia en la filas de un Partido -o el compartir un credo o una convicción-, por ninguna razón se debe entender como una condena. Usted, persona íntegra y brillante, debería saberlo: La derrota de uno, de ninguna forma puede constituirse en el pilar de la derrota de todos. Fíjese qué extraño, licenciado, que cite Usted a Revueltas, porque es precisamente ese Revueltas el que alguna vez, desde Lecumberri, le escribió a Octavio Paz:
“Un día cualquiera de este mes de julio, Martín cumplió 24 años y realmente ésa es la cosa: está preso por tener 24 años, como los demás, todos los demás, ninguno de los cuales llega todavía a los treinta y por ello están presos, por ser jóvenes, del mismo modo en que tú y yo lo estamos también, con nuestros cincuenta y cinco años cada uno, también por tener esa juventud del espíritu, tú, Octavio Paz, gran prisionero en libertad, en libertad bajo poesía. Porque si leen a Octavio Paz es por algo. No son los jóvenes ya obesos y solemnes de allá afuera, los secretarios particulares, los campeones de oratoria, los ganadores de flores naturales, los futuros caciques gordos de Cempoala, el sapo inmortal. Son el otro rostro de México, del México verdadero, y ve tú, Octavio Paz, míralos prisioneros, mira a nuestro país encarcelado con ellos. Martín Dozal lee a Octavio Paz en prisión. Hay que darse cuenta de todo lo que esto significa, cuán grande cosa es, qué profunda esperanza tiene este hecho sencillo. Hubo pues de venir este tiempo, estos libros, esta enseñanza que nos despierta”.
Ya ve, pues, que solo existe la renuncia de unos pocos y que siempre existe la esperanza renovada en hechos tan sencillos como abrir un libro y afianzarse en la convicción indómita de que, a cada rato, se dejan ver enseñanzas que nos despiertan.
Empero donde sí se equivoca de medio a medio, licenciado, es al afirmar rotundo que esa sola renuncia “es un signo del mal tiempo que vive el PAN”; como hombre instruido y culto que es, Usted sabe que no es posible inferir de un solo caso particular, una conclusión general. De hecho, en su escrito, la doctora reconoce la existencia de “valiosas personas” que conoció en Acción Nacional y a quienes agradece “su cariño, confianza y atenciones”, en la espera de que la vida los vuelva a reunir “en otras circunstancias y espacios”. Ya ve, las descalificaciones que Usted formula son gratuitas y provienen de su prejuicio particular pues, como Usted mismo admite, la doctora no le puso “nombres y apellidos ni a unos ni a otros”.
Recuerdo con Usted, a Cortázar, que en el mismo poema, párrafos después de la cita que Usted reproduce, escribió: “Sin que eso signifique (ese descreimiento) que cuando hay un momento de respiro no leamos a Rilke, a Verlaine o a Platón, […]”. Ya ve, de nuevo, cómo un libro -y, yo agrego, una idea luminosa, una convicción, una esperanza-, pueden dejarnos ver una enseñanza que nos despierte.
Desde estas líneas, le envío una felicitación con el llamado a que se preserve como un activo para cambiar, y para bien, a nuestro país. Y lo digo consciente de que alentamos proyectos divergentes.
Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com, luvimo6614@hotmail.com
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Carta abierta (respuesta) a Luis Villegas
Me vi tentado a contestar tu “carta abierta” con las cuatro palabras que Vicente Leñero empleaba en casos como este: “Sigo pensando lo mismo”. Finalmente me decidí por algo más y empiezo por una interrogante, cuya respuesta únicamente la tienes tú: ¿qué diferencia hay entre la licencia que me concedí para denominar nomenklatura a los jefes del PAN y lo que contiene tu renuncia a este partido: “grupúsculo enquistado en su seno, bajo el amparo de un liderazgo mal entendido y peor ejercido”?, porque advierto en tus palabras algunas de las características de la extinta nomenklatura que como élite del poder, divorciada de la sociedad, existió en la desaparecida URSS y su campo de influencia. Admito, porque tu crítica invita a eso, que la palabra es fuerte y hasta probablemente poco conveniente, pero quién más que tú sabe que en el ejercicio periodístico estas licencias son pertinentes, lo que ya de suyo nos coloca ante apreciaciones subjetivas y de gusto que para nada se están proponiendo como categorías de la ciencia, lo que sería francamente inadmisible.
Quizás no me lo creas, pero cuando repasé el elenco de quiénes han dejado el PAN, sobre todo sus gentes más sencillas, recordé tu caso. Hoy entiendo que has regresado y desconozco los motivos de tu retorno, porque no fueron tan explícitos ni públicos como tu despedida. Pero me ocupaba de la renuncia de la doctora Olga Ponce, a la que veía con características especiales que no advierto en el común de los dirigentes del PAN, por ejemplo, al convocar y ponerse al frente de una gran manifestación de colegas del ramo de la salud, sin protagonismos, con opiniones sencillas y concretas. Cuando un liderazgo con esas características abandona las filas de su partido, claro que ese partido pierde. Jamás insinué que la doctora Ponce fuera una inválida política, que no tuviera cargos como los que describes, lo que abona aún más la gravedad de su renuncia porque, a final de cuentas, está prescindiendo de un foro dirigente de primer nivel para lo cual se deben tener poderosas razones y no es un caso ordinario. Al respecto únicamente sé de cierto lo que se ha dicho públicamente, y nadie ha desmentido.
Realmente mi pequeña reflexión sobre la renuncia de la doctora Ponce no pretende convertirse en una clase de lógica para ver hasta dónde es válida la inducción o la deducción. Por eso no creo que tú te empeñes en convertir al ICHITAIP (menos al ICHITAIP) en el criterio de la certeza, que como sabes también es tema filosófico. Que mis palabras tienen un grado de subjetividad, no lo pongo en duda, son opiniones. A mi me parece mucho más grave que tu le des rango de insignificancia al hecho. Tienes, por tu refrendada militancia panista, mucha más información que yo. Señalas que me equivoqué de “medio a medio” en la caracterización de la renuncia de la doctora por advertir en ello un mal signo de lo que vive el PAN, luego entonces deseo inferir que para ti eso es un buen signo, o aun peor, fustigable con la indiferencia, más si en el futuro ella vuelve al rebaño, como tú. Lo que alcanzo a ver es más que eso: enormes complicidades con el PRI de Peña Nieto, la doble moral de algunos miembros de esa nomenklatura, a los que vimos divertirse en Vallarta; a Diego Fernández de Cevallos, la corrupción foxista, el nadagomezmorinista “haiga sido como haiga sido”, la sesgada guerra calderonista, el batopilazo, las nada fraternas contiendas electorales internas –justo como se pelean los miembros de esa desagradable palabra nomenklatura–, la concesión de candidaturas a consecuencia de cándidos romances…
Y ya que hablamos de idilios, es muy obvio el del grupo parlamentario del PAN en Chihuahua con el peor cacicazgo que hemos tenido en muchos años. Estos no son signos (simples piedritas a la vera del camino), sino grandes hechos que nos gritan una verdadera catástrofe a la que yo no me referí en mi texto replicado porque no era la materia entonces. La verdad es que últimamente me da por ver la política a partir de sus modestos actores. Qué bueno que tu estás lejos de esa “constipación” que “sólo ve un Estado idílico, mítico, que solo existe en la cabeza afiebrada de los progobiernistas”. Te recuerdo que esa enfermedad también se da dentro de los partidos, y en el PAN la he visto prohijada, particularmente, contra las mujeres.
Te envío un afectuoso saludo y te reitero: sigo pensando lo mismo.
HOLA JAIME, TE SALUDO CON EL GUSTO DE SIEMPRE Y TE FELICITO, POR HABERTE DESCIDIDO A DARLE PUNTUAL Y CABAL RESPUESTA A DICHA CARTA ABIERTA, AUNQUE TE DIRÉ, CREO QUE HABÍA BASTADO CON LA RESPUESTA DE LAS CUATRO PALABRAS, CON LAS QUE INICIAS Y TERMINAS TU ESCRITO.
SERÍA DESEABLE QUE EL LIC. VILLEGAS, ASI COMO EN SU TIEMPO, HIZO PÚBLICA SU RENUNCIA AL PARTIDO(PAN) TAMBIÉN NOS ACLARE LOS MOTIVOS DE SU REGRESO, DEL CUAL SÓLO SE CONOCE, QUE LO RESCATO Y LO PUSO DE NUEVO EN LA PALESTRA FUE CÉSAR JAUREGUI, DESDE LUEGO PARAQUE LO SIGUIERA ASESORANDO EN EL PÚBLICO Y CONOCIDO ENTREGUISMO DE LA BANCADA AZUL CON EL CACIQUE BALLEZANO.
LA PREGUNTA Y RESPUESTA ES DE SOBRA CONOCIDA, .? A QUE SE DEBE EL ENTREGUISMO DEL COORDINADOR Y SU ASESOR VILLEGAS CON DUARTE¿.. Y LA RESPUESTA PÚBLICA ES POR DEMÁS CONOCIDA, POR UN LADO, POR QUE LOS TIENEN MUY BIEN AGARRADOS CON LA CUENTA PÚBLICA DE DELICIAS, DONDE CÉSAR JAUREGUI FUE SECRETARIO DEL AYUNTAMIENTO Y POR LA OTRA, LO MÁS COMÚN Y ANORMAL : SE VENDEN Y LOS COMPRAN CON DINERO MÁS DINERO, MÉTODO COMÚNMENTE UTILIZADO POR DUARTE.
OYE JAIME, PERO QUE SIMPÁTICO ( POR NO DECIR RIDÍCULO) CUANDO NO ACEPTA EL TEMINO NOMENKLATURA Y LO SEÑALA RESPETUOSAMENTE COMO «»DIRIGENTES»»» EN FIN , LUEGO SEGUIMOS.
TE SALUDO Y UN FUERTE ABRAZO
Si Obregón hablaba de los cañonazos de 50 000 pesos de aquellos, hoy podemos citar y a la vuelta de los años simplemente el Sr Luis Villegas se quedó corto. Creo si regresó al PAN, por ello se hizo merecedor a una magistratura,¡SIN HABER PERTENECIDO AL PODER JUDICIAL!! Caso parecido al del Sr. Jorge Ramírez candidato perdedor de Cd. Cuauhtémoc por el PRI, sin tener la experiencia de tener por lo menos un día como litigante y ¡¡sopas que lo llevan a otra magistratura a oxigenar el Poder Judicial!!! y que me pueden decir del lic. JOSÉ ALFREDO FIERRO BELTRÁN, que su único mérito fue despojar de 2 000 has. de un predio vecino al exgobernador por allá por Balleza. Que si bien es cierto tiene la experiencia (dicho por él) de 26 años litigando no cumple con el requisito de pertenecer al Poder Judicial.
¿De cuál Pan nos habla o hablaba el Sr. Villegas Montes? ¡CÍNICO!!