Columna

Granillo se quedó sin su granillo

En la iniciativa de Ley de Ingresos que presentó la gobernadora Maru Campos, se propuso elevar en un punto porcentual el Impuesto Sobre Nómina (ISN). Como se sabe, previamente en la Secretaría de Hacienda se cocina el paquete financiero local, en este caso correspondió a José de Jesús Granillo hacer la propuesta, aunque el secretario de facto, Ernesto Cordero, seguramente metió su cuchara.

Más tardaron en dar a conocer el proyecto que en recular. Ayer se propaló la noticia de que los empresarios (entiéndase la oligarquía chihuahuense) le comunicaron a la titular del Ejecutivo estatal su desacuerdo, lo que propició una retractación completa al incremento previsto.

El ISN es de los escasos tributos que cobra la entidad, dado que se han plegado de mucho tiempo atrás a esa carga, una especie de colonialismo interno, dispuesto por la Ley de Coordinación Fiscal, que permite al poder central quedarse con la parte del león y dejar las migajas a las entidades, que suelen no levantar la voz al respecto, sean del PAN, del PRI, de MORENA o de cualquier otro.

Los empresarios de la entidad, obviamente, han estado renuentes a la carga fiscal mencionada; a esa y a cualquier otra. Pero como siempre se salen con la suya, en Chihuahua se ha permitido que existan, a cambio, “estaditos”, como FICOSEC y FECHAC, que administran recursos fiscales, se niegan a rendir cuentas y usurpan funciones gubernamentales.

En lo que sí no se opone resistencia alguna es en el cobro de derechos, por los servicios que de manera gratuita, o moderada, debiera prestar el estado por obtener, pongo por ejemplo, actas de nacimiento o certificaciones registrales. Ahí sí hay mano pesada.

En fin, esta es una microhistoria de cuando Granillo quiso poner un granillo y no le dieron permiso.