Podríamos recurrir a la metáfora del pantano y decir que el que cae en él, entre más se mueva, más se hunde. Nos parece más propio, para la documentación del optimismo que recomendaba Carlos Monsiváis, echar mano de ese símbolo ruso que se conoce como matroska. Miguel Jurado pensó que al postularlo Duarte y el PRI de su patrimonio, crecía. Pensó que al proponerle ese alianza al PAN, crecía. Que al hacerle candidato del PRI, crecía. Que al convertirse en un agente del cacique mayor, crecía. Luego, como para dar muestra de su agigantamiento, se afilió al PRI, y su última acción fue quitarse la camisa en público para, también en público, calarse otra en la que luce esa descarada y cínica frase: Marca PRI, contra la que él luchó en tiempos ya lejanos como deudor de la banca, luego como panista y funcionario de elección popular azul. Por ese partido derramó lágrimas, también al público de la gente, como dice el corrido. Y nada, que por ese rumbo no se puede crecer porque, aunque eso no se practica mucho en estos tiempos, hay un punto en que moral y política convergen, y es ahí donde se dimensiona la pasta humana de que se está hecho.
Tengo para mí que Miguel Jurado, actual alcalde, priísta de Parral, padece el síndrome de la matroska, o mejor dicho, de las matroskas, porque son varias, al estar la más grande sirviendo de recipiente a las más pequeñas. Usted destapa una y encuentra otra, y así sucesivamente. Todas son, por su fenotipo, iguales; podríamos decir que idénticas, salvo por el tamaño. Ahora que se descamisó don Miguel, tenemos el símil perfecto que lo asemeja a la matroska. Cada vez que como converso y reverso dé muestras de su nueva fe de carbonero por el PRI, quedará más pequeño. Él se ha encargado de tirar a la basura el empaque que lo hacía del tamaño que tuvo. No se percata, pero en política eso no cuenta, salvo porque su comunidad lo observa en un progresivo proceso de enanización. En las entrañas del Amazonas se diría, sin un adarme de duda, que no sólo su cabeza sino su cuerpo entero se está jibarizando. La novedad es que políticamente y en vida.