Columna

El gobierno de Maru navega entre dos Marios corruptos

El funcionariado de la gobernadora Maru Campos es políticamente inmoral. Algunas cabezas visibles de las principales áreas de la administración dividen su tiempo entre la tarea de brincar a una candidatura estatal o federal, y el tiempo que les queda libre a atender las tareas de la oficina.

Obviamente no todos están en esa condición, pero sí un buen número, que desde la comodidad que da el cargo reciben su sueldo, manejan presupuesto y personal, y tienen los ojos puestos en su futuro. Es inimaginable, en pesos y centavos, lo que pierde la sociedad con esta detestable práctica.

Examinaré dos casos ejemplares: en primer lugar el de Mario Vázquez, que tiene más espectaculares por todo el estado que informes sobre el déficit de obra pública en la entidad. Incluso privilegia el trabajo donde fortalece sus pretensiones electorales. Se trata de un típico chapulín que en lo que va de este sexenio ya fue diputado local, jefe de la mayoría panista en el Congreso, secretario de Obras Públicas, y ahora precandidato senatorial del PAN.

Presume su pasado rural, oculta que algún día fue del Partido Verde Ecologista, y engaña, como el que más, al amparo de los recursos estatales.

El otro ejemplo es Mario Mata, jefe de la Junta Central de Aguas y pretensioso hidrólogo, que jamás ha podido resolver lo que puede parecer un minucia, en la fuga de agua del paso a desnivel de la avenida Independencia de la ciudad de Chihuahua. Podrá decir que es asunto de El Cabrito Falomir, pero él es el jefe que no quiere que ninguna gota de agua se desperdicie en Chihuahua, y también tiene un pie en el cargo y otro en sus ambiciones más que obvias de escalar en el poder.

Sin embargo tiene un matiz que lo convierte en el abusador. Como todos saben, es diputado federal con licencia, porque prefirió el feudo local a perderse entre quinientos diputados, de los cuales la inmensa mayoría no hace nada y dentro de los cuales estaba. Pues bien, firmó sendos desplegados felicitando, complacido, a los presidentes municipales de la región centro-sur por sus recientes informes. Es decir, felicitó única y discriminatoriamente a los que le conviene, porque eventualmente serían su fortaleza política.

Pero eso es lo de menos. El señor jefe de la JCAS tiene el descaro de firmar en su carácter de diputado federal, olvidando que nadie puede tener dos puestos públicos a la vez. Así es que, en buena lógica, está usurpando uno de los dos, y eso, que para él es un deleite, para la ley es un delito.

De estos zánganos está lleno el gobierno.