El cielo no bendice a Duarte
A pesar de las muchas plegarias que César Duarte ha de lanzar al cielo, su audiencia intermedia se sigue difiriendo. Será que de los muchos pisos que tiene el infierno de Dante, no se ha encontrado uno que le acomode bien al corrupto y tirano exgobernador.
En realidad son muchas los ruegos y las súplicas que ha elevado sin resultado positivo alguno. Cabe preguntarse si tampoco lo quieren ahí.
Esta semana el escándalo Duarte no dio ni para figurar en las páginas interiores de los periódicos de papel, ni en los digitales.
Hay cierto dolo en todo esto, porque ha sido el mecanismo tendiente a banalizar esa causa como algo sin importancia, a grado tal que no sería de extrañar una sentencia absolutoria que le de aliento al político en desgracia para mover hilos, intrigas, y acciones muy lesivas para el estado si intenta recuperar su patrimonio, en un hecho inédito en el que no tan sólo no se le castigaría conforme a la ley, sino que se le restituirían sus rentas.
Es un cielo extraño este del que habla Duarte, porque es el mismo que cobija a la muy católica gobernadora Maru Campos. Son astillas del mismo palo.
No está en la intención de esta columna promover el ateísmo, pera ya empieza a descreer de las bondades de Dios. O será que el único cielo al que le reza Duarte, es el grisáceo que mira todo el día en su celda de dos por dos. O será un Dios muy malagradecido, luego de que se consagró a él en plena gubernatura.