Columna

Sumas y restas del diputado Cuauhtémoc Estrada

Ayer escuché por la radio una entrevista que le hicieron al diputado local Cuauhtémoc Estrada, líder de la bancada morenista, en la que dijo cualquier cantidad de barbaridades que pintan al parlamentario como ignorante orgánico de lo que es la representación política, más cuando se le observa desde una perspectiva de ampliación de la vida democrática asociada a la rendición de cuentas.

El diputado comparte con el PAN, de su homólogo Mario Vázquez, la reducción de los integrantes de los ayuntamientos y de los mismos diputados; es decir, cabildos más pequeños y Congreso diminuto, so pretexto de ahorrar algunos millones de pesos que en realidad no pintan, desentendiéndose de que en la práctica y en la teoría política se han decantado fórmulas magistrales para resolver ese problema, comenzando por lo elemental, que es la reducción de las generosas dietas que reciben y que están en el ámbito de la soberanía del Congreso.

Los dislates de Estrada me llevaron a recordar a Emilio Rabasa y su obra La Constitución y la dictadura, en el preciso lugar donde examina a los congresos locales de la época porfiriana, que dicho sea de paso, continúan más o menos igual.

Perdón por la cita: “El número de los miembros que componen las legislaturas es tan corto, que estas no tienen los caracteres esenciales y útiles de un Congreso (…). Creer que el cuerpo legislativo de un estado, porque este es una república pequeña, debe ser de pocos miembros, es tan extravagante como reprochar a la naturaleza que haya dotado de una dentadura cabal a los hombres de pequeña talla (…). Necesita perder el carácter de los individuos que lo forman (porque es forzoso, para que haya un Congreso, que este no tenga el alma de una persona)”.

En fin, son lecciones extraídas de una realidad remota pero que aquí continúa, con diputados como Estrada, que lejano a proponer soluciones para integrar la mejor representación, sólo se fijan en argumentos futiles, como ahorrarse unos pesos, que suelen derivarse a peores fines.

El diputado Estrada debiera estar sufriendo en carne propia lo esencial de la seudo representación que hay en Chihuahua, que se ejemplifica de manera soberbia en que Adriana Terrazas es la presidenta del Congreso, que pertenece a MORENA, y ocupa el cargo por voluntad del PAN, y ni siquiera de su líder formal sino de la gobernadora misma.

Por ese camino, Estrada hasta podría proponernos una monarquía barata.