Mario Mata y los oportunistas de ayer, funcionarios de hoy
El problema del agua que conmovió al estado de Chihuahua el año pasado, que costó vidas humanas y produjo penalización de la protesta social y presos políticos, hoy es mucho más agudo que hace unos cuantos meses.
La sequía ya causa estragos porque el porcentaje de la tierra cultivable ha caído notablemente, y la producción, por ende, será menor, y el empobrecimiento de quienes están en ese sector económico tenderá a agudizarse.
Hasta aquí, lo dicho no es ninguna novedad, algo que no se sepa y padezca, particularmente en la Cuenca del Conchos y los municipios que lo integran, como el de San Francisco de Conchos, Camargo, La Cruz, Saucillo, Delicias, Meoqui, Julimes y Rosales.
A los que no les ha ido mal, porque están en una situación de privilegio, es a los líderes de la “insurgencia” y protestas que vimos en la etapa preelectoral del año pasado.
Me refiero a los Baeza, exgobernadores; a Maru Campos, gobernadora actual, y a Mario Mata, Carrasco, quien aparte de gozar de buena salud, es el actual presidente de la Junta Central de Aguas y Saneamiento. Este último despreció el mandato de los ciudadanos que lo eligieron como diputado federal, para colocarse tras un escritorio burocrático que le permita seguir medrando del tema hídrico e ir cultivando las condiciones para nuevos cargos políticos locales, valiéndose de la plataforma llamada Partido Acción Nacional. Por cierto, le heredó el cargo de diputado al priista Salvador Alcántar, hoy apoltronado en su gris curul.
Lo que más llama la atención en la dinámica de este conflicto, es que los antiguos belicosos y guerrilleros de ocasión, hoy no hacen gala de sus dotes para seguir acaudillando a los campesinos y agricultores de la región. Como este año no hay elecciones, están en paz. Quizás hacia el 2023 y 2024 vuelvan a salir, mostrando el cinismo del que son capaces.
En el caso particular de Mario Mata, podemos decir que ni la burla perdona, pues semanalmente y a través de El Heraldo de Chihuahua, está publicando timoratos textos acerca del tema, responsabilizando de todo al gobierno federal, eludiendo pronunciamientos de fondo y excluyéndose de una responsabilidad que ahora le compete por estar al frente de un organismo con facultades en materia de la administración del agua y la solución que se pueda aportar desde el estado de Chihuahua, así sea mínima.
Los comentarios de Mata Carrasco son literatura barata: que si el Tratado de Estados Unidos con México, que lo que pasa en Tijuana a los márgenes del Río Colorado, que si el gobierno federal se quiere llevar con un modelo matemático lo que queda del agua chihuahuense, que si a Chuchita la bolsearon, pero nada que denote el activismo oportunista que mostró en tiempos recientes, y mucho menos la actitud en la que lo vimos, rasgándose las vestiduras y casi a punto de tirarse desde la cortina de la presa La Boquilla.
Lo anterior ocurre simultáneamente a la crisis por la carencia de agua potable en no pocas colonias de Ciudad Juárez, donde la gente se moviliza y el señor exdiputado, y ahora presidente maruquista de la JCAS permanece en la pasividad.
Una lección queda: con líderes de ese talante, no se llega a ningún sitio.