Hoy entrego despensas, mañana vengo por sus votos. El panismo chihuahuense –seguramente en el resto del país es igual– destina gran parte de su tiempo a entregar despensas a diestra y siniestra, como una forma de irse posicionando hacia la futura elección, estatal en su caso, como en Coahuila y Estado de México, pero centralmente la general de 2024.

A falta de un discurso coherente y con raíces fuertes en la sociedad, en el PAN también han optado por la dádiva, clásico chantaje electorero. Es una especie de emulación o competencia entre todos los partidos políticos, que termina por desgastar la posible construcción de una democracia avanzada, hoy en riesgo.

Aquí en Chihuahua es común ver a diputados y regidores, alcaldes y funcionarios, ir al encuentro de los ciudadanos con regalos en las manos. Insisto que a falta de propuestas, despensas.

Esta táctica se inscribe en la lógica de que quien más da, puede aspirar a recibir más; y como no es recurso que salga de los bolsillos de los políticos, se torna una competencia, perdida de antemano, porque en este caso quien más reparte es MORENA, sus servidores de la nación, y la burocracia que tiene al alcance de su mano los múltiples programas federales, fincados en repartir billetes, vacunas, árboles, becas, y todo lo que ya se sabe.

En esta entrega quiero comentar las actividades de la diputada federal Daniela Álvarez, quien presurosa recorre su distrito cargada de bolsas de mandado en zonas altamente deprimidas. Muy poco, por no decir nada, se sabe de las actividades legislativas que realiza y por las cuales se les paga.

Por otro lado, esas actividades tienen que ver con el refuerzo territorial que previamente han estructurado, como lo denota el color azul de la ventana de la casa a la que se dirige la diputada, igualmente ataviada de riguroso azul y mezclilla con la que busca empatía.

Se trata de la táctica de Cri-Cri, cambiando lo que haya qué cambiar: ¡Ahí va la hormiga con su despensa..!