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Maru se desliga de Duarte; y sin embargo, se mueven

Todo estuvo armado. Primero fueron las lágrimas en un evento público, luego el mensaje apresurado, desde casa, para tratar de atajar la murmuraciones a voz en cuello de sus vínculos con César Duarte, recién extraditado.

Ayer, justo después de vincularse a Duarte a proceso, la gobernadora Maru Campos recurrió, aunque sea con toda la burocracia a su disposición, para dar un discurso muy al estilo lopezobradorista, en un golpe mediático casi inesperado, “a un año de su triunfo”, y decir, entre toda la paja dispersada, que “la justicia no será” simulación.

No es un informe oficial, pero la moda de festejar mediáticamente los triunfos electorales cada año no pudo ocurrirle en mejor momento a la panista: justo después de que un juez de control declarara la vinculación a proceso al corruptor del panismo maruquista, César Duarte Jáquez.

Y si en política los mensajes cuentan, la gobernadora fue hasta el Polyforum de Santa Rita, que estrenó precisamente Duarte Jáquez en su momento y con el mismo propósito, para dar un discurso de aparente independencia y darle sentido, de una vez por todas, al famoso dicho de “primero mis dientes y después mis parientes”, materializando de paso, con un dejo de perversa apropiación, aquello de que “el poder es para poder”.

Con esa presentación al estilo de una coach de vida, Maru Campos selló la decisión de juzgar localmente a su bienhechor financiero en su etapa como diputada del Congreso local e integrante del Comité Directivo Estatal del PAN.

El proceso de comunicación política demuestra, de manera descarnada, cómo se sincronizaron los medios con el encauzamiento penal de Duarte y los festejos de la gobernadora a un año de su triunfo electoral. Se supeditó todo al grado de que ya circula el audio con el “discurso” que pronunció el acusado frente al juez y en el que hasta terminó su pieza retórica con la frase, marca registrada, que todos recordamos amargamente: “Que el cielo bendiga a Chihuahua”.

Son piezas muy bien ubicadas en un rompecabezas, que nos hacen pensar que se pactó la liberación futura de Duarte, para que no hable de lo mucho que sabe. Una simple revisión cronológica reveló esa sincronía, aunque, en algunos casos se tuvieron algunos desfases grotescos.

Por ejemplo, en algunos medios se divulgó alrededor de las 4:30 de la tarde del pasado miércoles que Duarte ya estaba vinculado a proceso. Luego, corrigieron y dijeron que tal vinculación había ocurrido por ahí de las 9:00 de la noche. Todavía más, algunos “informaron” que Duarte haba sido vinculado poco después de las 11:00 de la noche, cuando todavía no daban ni las 22:00 horas tiempo local, como para aparentar que la decisión del juez ocurría después del evento de Maru Campos en Santa Rita.

Lo que tenemos es que Maru Campos ya está haciendo callo por morderse bien la lengua cada vez que habla de aplicar la ley en contra de los corruptos, tomando en cuenta sus nexos políticos-financieros con Duarte, al que hoy vincularon proceso.

Con mucha premura, sus más cercanos colaboradores quieren hacer pasar esta decisión judicial, que en teoría –sólo en teoría– es autónoma, como un acto de neutralidad del gobierno de Maru, que a veces también quieren confundir deliberadamente con mano dura, para que se “sienta” su poder, por el hecho de que Duarte estará en la cárcel por lo menos seis meses más, en lo que continúan las investigaciones. Tiempo en el que, tanto judicial como políticamente, pueden ocurrir muchas cosas diferentes a las que hoy estamos presenciando… o las mismas.

Tras la denuncia de 2014 contra el tirano, al PRI le llevó casi un lustro desconocer y correr al exgobernador de sus filas. A Maru, quien hoy ha de respirar con un poco de menos dificultad, le llevó ocho años “desligarse” de él. Y aún así, Duarte sigue teniendo sangre priísta y un corazón corruptor que abarca, incluso, a algunos panistas.