En buena hora Andrés Valles recupera su libertad. Era un preso político de Andrés Manuel López Obrador, la Guardia Nacional y el Ejército. La responsabilidad del cautiverio, además, fue producto de la falta de oficio político para resolver el conflicto por el agua en la cuenca del Conchos y que tuvo su epicentro en la presa La Boquilla, lucha en la que el Partido Acción Nacional jineteó el conflicto en su beneficio.

Me da gusto que haya recuperado su libertad porque me cuento entre las escasísimas voces que anunciaron la llegada de presos políticos, por una parte y porque luché por su libertad desde el momento mismo en que fue aprehendido, no sin antes sufrir una serie de hostigamientos a él, por su liderazgo y a su familia.

Pero la libertad no ha llegado de manera incondicional, al cambiar la medida cautelar decretada por el juez federal, se abrió la celda, pero no ha concluido el proceso que sigue como espada de Damocles sobre el agrónomo, que tendrá que portar un brazalete y padecer restricciones a su libertad de movimiento. En otras palabras, la herida continúa abierta y el desenlace final no llega por lo que es válido seguir catalogando a Valles como un perseguido político del Estado. 

Contra esta visión se ha levantado la versión oficial de que producto de un acuerdo entre la gobernadora y el secretario de gobernación tenemos este resultado en una presentación de proclamar la libertad absoluta cuando que no hay tal, aunque se ha dado un importante paso.

Se quiere presentar el hecho como una consecuencia de gestiones políticas, de lo cual se deslinda el juez federal de la causa Tomás José Acosta que declaró textualmente que esos acuerdos son extraños puesto que “no son supuestos para analizar la revisión de  la medida cautelar, son ajenos  a esta audiencia”, y no podría ser de otra manera aun y cuando el juez hubiera recibido una consigna, en atención a que el Estado de derecho no funciona así. El espacio de la política tiene su lugar, pero se debe tejer finamente porque de otra manera se exhibe a la justicia, supeditándola en este caso, a la voluntad de las autoridades administrativas y los actores en el conflicto que tienen buena parte de la responsabilidad, aunque la misma quede vedada mediáticamente.

Sigo insistiendo, la libertad de Andrés Valles Valles ha de ser incondicional.