Hay una máxima que reza: cuando no quieres solucionar un problema público, crea una comisión. Los del Congreso local la han perfeccionado creando una “subcomisión” para atender el asunto del megafraude a un gran número de chihuahuenses por Aras Corporation, empresa que contó con el padrinazgo de Felipe Calderón y su gran amiga la gobernadora.
Se puede tomar como una burla congresional. De antemano y por la historia de estos casos el Congreso no sirve de nada, no usa las herramientas que tiene en la Constitución y se limita a una de estas cosas: exhortos que son como las llamadas a misa, alharaca y búsqueda de clientelas electorales y nada más. Hay veces que desesperanzados de que caigan nueces, ni ruido hacen los discursos parlamentarios.
La Fiscalía General ha resistido el reclamo de justicia, se han maquillado acciones, pero nada sustancial se está haciendo para que los inversionistas recuperen su dinero.
La tendencia de este caso es que los perdidos serán los de siempre.