Columna

La corrupción duartista: hay críticos y “críticos”

Con sobradas razones soy de los que pueden criticar la forma que adoptó Javier Corral para combatir la corrupción. Sé de cierto que al asumir su quinquenio era un improvisado en esta materia, con escasas lecturas y poca destreza de sus implicaciones jurídicas. No olvidemos que a trancas y barrancas obtuvo su título de abogado. 

Pero eso no debe ser obstáculo para que en los meses y años que vendrán no se someta su tarea a un juicio sereno, objetivo y, en la medida de lo posible, concluyente. 

Señalo esto porque hay quiénes lo cuestionan por sus fracasos y sin poder ocultar el regusto que sienten por los malos logros, que los hay por una multiplicidad de causas, algunas que trascienden a la propia voluntad de quienes están al frente de ese combate a la corrupción política.

En este ámbito de severos “críticos” lo mismo encontramos a María Eugenia Campos Galván y su grupo cercano, un grupo “serrato” (perdón, cerrado), que a buena parte de los mercachifles de la prensa, encabezados por Osvaldo Rodriguez Borunda y su cadena periodística. 

La primera soldando una alianza sexenal con el PRI, o mejor dicho, con los retazos de ese partido, representados por Graciela Ortiz, la que fuera secretaria de gobierno de César Duarte y a la que le asesinaron, en las puertas del Palacio de Gobierno, a Marisela Escobedo. 

El segundo, con sus periódicos, que concibe como poderosa red de acero, siendo en realidad de frágil manta, se regodea de que sólo dos de los treinta duartistas siguen presos (Gerardo Villegas Madriles y Antonio Tarín García). Sí, se regodea, porque su trabajo no es informativo, crítico, para construir debate público informado. Todo lo contrario: es para sonreírle a la corrupción política, sobre todo a la que viene a partir de septiembre. Si siempre ha florecido económicamente a la sombra del poder, no hay ninguna razón para pensar que no sea el deseo que hoy tiene el voraz propietario, mucho más después de la etapa de sequía financiera que está por concluir. 

La red de periódicos vive hoy del erario municipal de Chihuahua y hace la tarea por la que le pagan, como lo hace cualquier mercenario. 

Ya engañan a muy pocos. Lo grave es que están barbechando el terreno, quizá porque piensan que muy pronto descansará plácidamente, en Parral, el extirano César Duarte, desde donde buscará rescatar lo robado y repartir, aunque no sea su hábito. No sería la primera vez. remember a El Greñas.