Las monstruosidades políticas las engendran los empresarios que apenas mal eligen a un gobernante, lo cargan inmediatamente de elogios sin fin y lambisconerías sin mesura. Es un negocio en el que están, siempre, los futuros proveedores gubernamentales, los mercaderes de antaño, y por otro lado los medios de comunicación que hacen su agosto en “tiempos de política”. 

Aunque el electo o la electa tenga buen aliento para encarar el futuro, escuchar todos los días y a toda hora que es lo máximo, que es histórico, irrepetible, magnífico, etc., contribuye a fomentarles la desmesura conocida como hybris, enfermedad maligna de los malos políticos que daña a la sociedad entera.

Ese espectáculo lo estamos viendo aquí y ahora. El periódico El Diario de Chihuahua del día de hoy, 14 de junio, publica 5 planas laudatorias a la panista electa y a algunos de sus apéndices, además 21 desplegados en media plana a los que se suman 34 cuartos y 4 robaplanas. El Heraldo, a su vez, un día antes, publicó 7 planas completas, 16 medias, 10 cuartos y 7 minucias más. 

Son los periódicos que están a la espera de que vuelva a retoñar el mejor chayote que se dio en los tiempos de César Duarte. Atrás de esos periódicos de papel están los mercachifles de siempre: Osvaldo Rodríguez Borunda y la viuda Paquita de Vázquez Raña.

Condenados estos periódicos a la desaparición, todavía sobra charco para ver su defunción, y con María Eugenia Campos esperan nuevos tiempos de oro, como los que les dio como presidenta municipal.