Javier Corral entrega hoy su cuarto informe de gobierno. Lo hace siguiendo la vieja tradición priísta: en medio del culto a su personalidad, y lo más lamentable, empleando una costosa propaganda que hace uso de todos los colores de los partidos en el fondo que queda a sus espaldas. Así aparece el naranja, el guinda, el tricolor, y otros que distinguen los emblemas de la partidocracia existente.
No es nuevo, el signo corporativo de su gobierno fue la bandera del arcoíris. Hemos sido testigos todos, y en esta ocasión no hay excepción alguna, de un pluralismo falso, de papel, de simulación y de capricho presuntuoso de mostrarse como lo que no es: incluyente. Así llegó a este informe, que en los hechos es el último ante una legislatura mediocre y obsequiosa en la que, no lo dudo, hasta podrá dar un mensaje con voz de tenor que ya difícilmente alcanza el Do de pecho.
Estos informes ya no llegan ni a protocolo, son trámites de oficialía de partes que nunca nadie toma en serio y mucho menos se pone a leer, porque realmente no son rendición de cuentas, técnicamente hablando.
Ya se va y cada vez se demerita a sí mismo, más aceleradamente que César Duarte en su estruendosa caída.
UN RUFIAN MAS: SOLO SE SIRVIO ¡CON LA CUCHARA GRANDE!…PASA A SER DE LA ¡MAFIA DE POLITICASTROS!..QUE NI AYUDAN AL PUEBLO SOLO SE SIRVEN DE EL Y DECIR QUE HACEN …¡NADA!…VD