Los presupuestos de egresos y sus correspondientes leyes para los ingresos y los temas candentes de la deuda, se dejan siempre para los meses finales de cada año. Lo mismo sucede con los estados que con la federación. Es frecuente que los diputados de todos los confines del país entren en una dinámica de festividades, el famoso Guadalupe-Reyes y en la tan ansiada bonificación de los jugosos regalos, sobornos y el consabido aguinaldo. 

Esto es grave y muy lesivo para los contribuyentes de todos los niveles, pero más grave es que los diputados voten los presupuestos en la absoluta ignorancia de lo que deciden, en parte porque son levantadedos; pero, por otra parte, por la debilidad de los congresos, que se manifiesta en la disparidad que hace de los gobiernos prácticamente los únicos que saben de qué se trata, con toda la información a contrapelo de diputados ignorantes, con desidia y con ansias de irse de vacaciones. Para los congresos lo que debiera ser tema central se convierte en un trámite más a desahogar. 

En Chihuahua siempre ha sido así, incluso llegado al extremo de recibir un día la iniciativa de presupuesto, dictaminarlo de inmediato, subirlo al pleno y aprobarlo por unanimidad. Que pague el pueblo, que paguen los contribuyentes, que para eso están, y en eso se cifra el perfil de un altísimo porcentaje de los diputados. En Chihuahua algunos han dicho, en estos días, que verán el presupuesto de Corral con lupa. Ojalá y no sea con Lupe.