Ya está muy grande para enseñarle la teoría de los juegos. Al que le gusta jugar a perder-perder, alcanza la reputación de pésimo político. Incluso teniendo razón ocasional. Hace cosa de un mes se puso de moda circunstancial por Javier Corral Jurado el tema de la nómina secreta, que lo mismo afectaría a políticos, periodistas, empresarios y hasta jerarcas de la muy añeja iglesia católica. Quizá de todo esto lo que más le interesa a Javier Corral son dos objetivos: descarrilar a María Eugenia Campos Galván en su ruta a la candidatura panista a la gubernatura del estado y posicionar al senador Gustavo Madero, por una parte; y, por otra, fulminar a su compadre y excolega Cruz Pérez Cuéllar. Esto se sabe en todos los rincones de Chihuahua, es elemental. 

Incluso para abonarle fortaleza al propósito apuntado, se generó un lema de raíz exterminatoria y totalitaria: “Hasta donde tope”. Lo que en sencillo castellano significa que esa nómina secreta transitará de la Fiscalía General del Estado al Poder Judicial, de esos serviles y obedientes, tendría que dictar hasta una orden de aprehensión y entonces, se podría tener el espectáculo de sendos procesos, que dicho sea de paso, tendrían miga por las complicidades de la alcaldesa y el senador con el gobierno corrupto y corruptor del turista penal en Miami, César Duarte. 

“Hasta donde tope”, muy bien; si le damos consecuencia lógica a ese estrafalario lema, pueden darse dos escenarios lógicamente previsibles: Javier Corral, a través de su obsequioso fiscal, César Augusto Peniche,  inicia el procedimiento penal contra los dos políticos en mención, golpeando irremediablemente al PAN en un caso y descarrilando en el otro al viejo amigo de los muchos que ha perdido en el camino. 

El otro escenario es que, como suele ocurrirle al hombre del síndrome de Peter Pan, y en este caso de Campanita, se abstenga de dar consecuencia, hasta donde tope, quedando en el absoluto ridículo. Y no sólo eso, mostrándose como un gobernante que hace justicia selectiva y que se abstiene de cumplir sus deberes constitucionales. 

Lo que quiero decir claramente es que Corral inició un juego en el que pierde o pierde. No me extraña, así son los ocurrentes.