El diputado Jesús Villarreal Macías no tiene comprensión de lo que es hacer el ridículo. Hay una frase de E.M. Ciorán que nos dice que “el sentido agudo del ridículo hace difícil, por no decir imposible, el menor acto, ¡dichosos los que no lo poseen! Nunca sabrán lo mucho que le deben a la providencia”. 

Seguramente el diputado se atuvo, como todo integrante de la derecha fundamentalista, a anteponer sus convicciones personales a la responsabilidad que tiene como diputado local en el Congreso de Chihuahua. Presentó una iniciativa de reforma a la Constitución General de la república que es, a resumidas cuentas, la forma que encontró para insultar a Andrés Manuel López Obrador, presidente de la nación. Se sabe que esas iniciativas locales no pasan cuando llegan a su destino más allá de la Oficialía de Partes. 

La que se presentó, además, no tiene miga para el fin que busca, si realmente le concediéramos algún fondo serio. Se trata de complementar sendos artículos de la Carta Magna para destituir al presidente de la república cuando presente incapacidad mental para el cargo. En otras palabras, lo que aspiró a decir el panista, con el hígado y sin el cerebro, es a afirmar que López Obrador está enajenado de sus facultades. Contribuye con su práctica al enrarecimiento de la escena pública e ir haciendo de la política un ejercicio de odios, de adversarios que sólo estarán tranquilos cuando una de las partes destruye a la otra. 

La iniciativa, tanto por su redacción como por su contenido, parece una precaria tarea presentada por un alumno de tercer año de primaria. Pagar munificentemente a este tipo de diputados, que cuentan con todo un séquito de asesores es, aparte de un disparate, una agresión al patrimonio público. 

No logrará su empeño Jesús Villarreal Macías de pretender, como en la película Gasligth, de provocar en López Obrador aquello de lo que le acusa. Si acaso vio la cinta cinematográfica, probablemente no entendió su contenido y ahora pone en circulación más basura “legislativa”, en un afán de demostrarle a su gente para futuro cargo que está habilitado ideológicamente para seguir medrando del presupuesto.   

Alguien con mucho colmillo podría revertírsela al panista por la sola excentricidad de la iniciativa. En su momento, las de los conquistadores eran verdaderas decisiones demenciales, u otras del mismo corte, por ejemplo el Santo Grial desató absurdas guerras larguísimas por su fantasmal posesión. Si Hitler no hubiera sido racista y asesino, hoy sería un héroe abiertamente venerado por los panistas. O César Duarte, que tuvo la locura de convertir panistas en priístas. Pero si no hubiera robado, estaría en la categoría de estadista o estratega político. 

Esto poco le importa al diputado fanático que sólo pone hiel en su iniciativa, que por lo demás es previsible que nunca llegará al Congreso de la Unión y lo sabe. Aprovechó la tribuna, en lugar de la plazuela pueblerina y mitinera. 

Pero ya que se presenta con muchos arrestos en ciencias psiquiátricas, más efectivo sería que bajara su mirada a lo local, donde tiene responsabilidades, y sometiera a precisos dardos los padecimientos de su gobernador. No recomiendo que lo haga de igual manera, pero ya que está en ese plan, pues que sea congruente. 

Es probable que sí sepa el diputado que hace el ridículo, como también es posible que le guste, más si le pagan por hacerlo.