Alfonso Durazo Montaño dio a conocer ayer las cifras que periódicamente proporciona el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (sic que no se aligera ni poniendo siglas). Nos dice que en marzo hubo 3 mil personas asesinadas y que disminuyeron a 2 mil 950 para al mes de abril. Insinúa que la tendencia de este delito se está mitigando o revirtiendo. No hay duda de que miente y la aritmética elemental en esto es de una desnudez cruel. 

Ni con Guardia Nacional, ni con el combate a la pobreza, ni con todo el discurso en boga estos números satisfacen la demanda nacional para retornar a la anhelada paz y colocarse en indicadores que realmente permitan construir un discurso de éxitos en esta materia, donde vemos la misma línea que procede de gobiernos anteriores, especialmente de Fox y del odiado Calderón, la “bestia negra”. 

El transformer Alfonso Durazo: priísta de origen, viudo de Colosio, luego foxista y hoy integrante del gabinete de López Obrador es, a no dudar, un hombre inteligente; pero no por ello dejará de ser un dolor de cabeza en este sexenio por sus fracasos en la atención de un problema para el que no da la talla. Es una especie de Aparicio, pero de dimensiones nacionales. Quizá por eso Aparicio tenga pasaporte para la Guardia Nacional, es decir, el ejército con otro uniforme.