No hay gobernador, más si es soberbio o picudo para la oratoria, que no sueñe con ser Presidente de la República. Es una enfermedad endémica en el país.
Con la sola pretensión creen que se posicionan para las altas ligas de la política. Se autoproclaman “presidenciables”. En Chihuahua vimos esa enfermedad, tenue por cierto, en Francisco Barrio Terrazas, y en alta gravedad en César Duarte Jáquez. El enemigo complementario de éste, Javier Corral Jurado, también padece de este sarampión, pero trata de aparecer como retirado de la misma pretensión, aunque no quita los ojos de ahí. En esa tarea, las flores y arrumacos que le hacen los antiguos “Chuchos» del PRD juegan su papel, pagado desde luego, porque son becarios de Chihuahua. Si por los amigos nos es dado valorar el futuro, pobre México si eso llegara a realizarse.
Después del gobierno que ha hecho Corral en lo que va del quinquenio, pobre del país si esas manidas pretensiones llegasen a concretarse. Sólo los apologistas del desastre podrían apostarle.
Pero hay un pequeño detalle que se pasa por alto y que Corral lo oculta en sus declaraciones y es lo dispuesto por el artículo 55 de la Constitución General de la República, que a la letra dice:
“Los gobernadores de los estados (…) no podrán ser electos en las entidades de sus respectivas jurisdicciones durante el periodo de su encargo, aún cuando se separen definitivamente de sus puestos”.
Por lo tanto, la prohibición es inequívoca, no admite interpretación y es de carácter absoluto y creo que las razones de esa norma constitucional no merecen ni explicación: proscriben los caciquismos regionales.
Pero como luego dicen: en los detalles está el diablo, y la palabreja que hace ruido es “jurisdicciones”, porque entonces los legulellos y politicastros entienden por esa palabra el estricto territorio estatal, en este caso de Chihuahua. Por lo que pelean para entrar en la lista plurinominal y así la jurisdicción se salva. Es una interpretación en el fondo de la cual está el más cínico fraude a la ley.
Ese fraude lo perpetró el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, que se hizo elegir para senador con el mecanismo de colocarse en un alto sitio de la lista plurinominal y hoy disfruta de su escaño senatorial, violentando el sentido de la ley. Él llegó por el Partido Verde, un partido de lo más miserable que hoy no defiende las energías limpias y, desde luego, en 2018 con la tolerancia del partido MORENA.
Corral, acostumbrado a las pluris, o a ganar en la mesa lo que se disputa en la calle o fuera de los senáculos partidarios, obviamente que está pensando en esa posibilidad, que para nada podría ubicar en ese invento demagógico al que recurrió para llegar a senador cuando nos habló del “espíritu de Batopilas”, llamado así por el simple accidente de que ahí parieron a don Manuel Gómez Morín, que se retorcería en su tumba si se enterara de estas cosas, más si llegasen a consumarse.
Así las cosas, no descarten que Corral quiera ser diputado plurinominal de 2021 en delante. Hoy podrá decir unas cosas, pero, sin ser sabio, cambia de opinión cuando de ocupar cargos se trata.