Estudiosos y analistas de primer nivel afirman que la pandemia del COVID-19 ha sido mal enfrentada por todos los niveles de gobierno, destacando el deficiente papel del gobierno federal, que es el principal responsable de acuerdo a la Constitución General de la República. 

La desorganización se advierte, además, complicada por el cerco político que cobra la actitud de gobernadores y hasta de alcaldes por toda la extensión del país. Llegará la hora del balance de la mano del reproche por la irresponsabilidad manifiesta. A esto se aúna el manejo político que se le quiere dar al proceso de vacunación, donde se muestra un detestable manipuleo que involucra lo político y lo electoral, fomentando el clientelismo del partido ahora oficial. 

Aquí en Chihuahua hemos visto la falta de logística para realizar la vacunación. El que esto escribe se inscribió desde principios de febrero y pasó todo el mes sin que fuera llamado para recibir el antígeno. Pero se observa la migración a regiones como Madera, Bocoyna, Carichí, a donde personas fuera de su adscripción han ido a vacunarse, y me parece justo que lo hagan en búsqueda de su salud, pero involuntariamente exhibiendo la falta de organización, inadmisible en una contingencia sanitaria tan grave como la que tenemos desde hace un año. 

Se advierte que no pueden hacerlo bien, y esto es grave. Nunca los usos de una vacuna se habían mostrado tan precarios como ahora, porque hay que reconocer que en el pasado se registran buenas experiencias, contra la Polio y la Viruela, por ejemplo.