Un famoso cantante de Chihuahua, Tony Meléndez, es el emblema de la decadencia priista en el estado, especialmente del centro de la entidad, sede del llamado Grupo Delicias.

El patriarca del PRI, Fernando Baeza, y toda su dinastía, no han tenido la fortaleza para postular a un político, aun siendo de media talla. Han tenido que recurrir al vocalista del Conjunto Primavera, bueno para amenizar quince años, bodas, pero que en los tres años en los que ya fue diputado federal –por obra y gracia de César Duarte– no se le vio absolutamente nada digno de recordarse.

Fueron tres años de su diputación, de 2015 a 2018, y ha pasado todo este sexenio sin que sepamos nada de él como figura pública que haya ocupado un cargo de representación popular, lo que significa que la política no es lo suyo, sino que se aprovecha que está en los escenarios de su conjunto musical, y a partir de ahí se le asigna una fortaleza que de poco sirve al interés de la sociedad.

No es, ni con mucho, el primer espécimen de estas características dentro del PRI y ahora del PAN. Es el fenómeno del vaciamiento ideológico de los partidos.

En realidad Tony Meléndez podría ser candidato por aquel partido que le llegue al precio.

Comió alpiste de la mano de César Duarte y seguramente por eso ahora patrocina en redes el documental “La Farsa”, rozándole al PAN alguna crítica que no ha gustado entre la base del oportunista partido que ocupa hoy el gobierno estatal.

Qué le vamos a hacer, es primavera y necesitaba decirlo, una vez más.