En materia de ingresos personales, la burocracia reporta una gran polarización. Hay un segmento en las alturas que tiene ingresos excesivos, producto de que ellos se sirven con la cuchara grande y tienen la capacidad de decidir todo tipo de sueldos y honorarios.

En el polo contrario están muchísimos puestos que van desde inspectores, secretarias, conserjes, capturistas y hasta las plazas que tienen que ver con educación se pagan a precios, salarios o sueldos sumamente raquíticos.

Ese problema es un factor que aletarga el funcionamiento de la burocracia, que suele moverse con desgano porque todos los días de pago les llegan a unos cheques muy gordos y a otros francamente famélicos.

Ni la medianía republicana existe, ni mucho menos una ponderación para que, con equidad, se paguen los diversos niveles de quienes está al frente de la administración pública.

Este es un mal endémico que viene como una pesada herencia que no se ha podido desterrar, y no tanto porque se trate de fijar un límite a los de arriba, sino un mínimo justo, retributivo para los que están en campo, en la operación misma del proceso de la administración pública.

Ha contribuido a que eso suceda así el que no haya sindicatos que defiendan el interés económico y profesional de los trabajadores de la burocracia, que están a merced de líderes que reciben su tajada en dinero, cargos e influencia para que se mantenga un régimen salarial altamente polarizado como lo hemos dicho.

Va un ejemplo que habla por sí solo: la Secretaría de Educación y Deporte del Estado y la Escuela Normal Rural “Ricardo Flores Magón” lanzaron una convocatoria para ofertar una plaza denominada “De apoyo y asistencia a la educación”; dan la clave presupuestal de rigor, establecen claramente que es de ocho horas de trabajo diario y labores adicionales durante el fin de semana.

Con la convocatoria esperan que a partir del primero de marzo de este año haya aspirantes, y a como están las circunstancias no dudo que en efectos los haya.

Pero veamos el sueldo mensual: es de 5 mil 416 pesos con 49 centavos. La cantidad en sí misma es una bofetada. El gobierno presumirá que no hay nepotismo ni sesgo en la asignación de estos trabajos, puesto que se convoca de manera abierta a la sociedad.

Sandra Gutiérrez. Normalista en impecable traje sastre albiazul.

Pero aquí podríamos decir que ni la burla perdonan, porque con esa cantidad se pone al descubierto que un trabajo tan importante alcanza un rango que ni siquiera es el ordinario en la industria maquiladora, por poner un ejemplo, y no se diga en el trabajo informal.

Extraña que la actual secretaria de Educación, Sandra Gutiérrez Fierro, egresada de esa escuela Normal, consienta convocatorias como la señalada.

Pero eso sí, el gobierno presume de ser muy transparente.