Que no vengan con leguleyadas
La novedad, que en realidad no lo es, fue la pretensión de judicializar si Javier Corral cumple o no con los requisitos de elegibilidad. Para mí esta es una discusión nula porque nulos son los argumentos que se pueden esgrimir. Cumple a plenitud los requisitos que establece la Constitución Política del Estado de Chihuahua, y si bien es un hecho que no pidió licencia para separarse de su encargo senatorial con la antelación que la misma Constitución establece para otras hipótesis, la realidad es que no tenía esa obligación o carga. Lisa y llanamente aquí no hay miga alguna para litigio electoral.
Es cierto que la circunstancia de que otros como las senadoras Graciela Ortiz y Lilia Merodio, el diputado Juan Blanco Saldívar, Héctor Murguía Lardizábal, Jaime Beltrán del Río, y hasta el reculante Javier Garfio solicitaron sus respectivas licencias, pero por razones ajenas a lo que establece la Constitución como tal para estos casos. De tal manera que la pretensión del partido satélite del PRI que pretendió llevar a debate judicial el tema de Javier Corral, carece de sustancia y no es otra cosa que un simple recurso distractor, además una falta de oficio jurídico y político y hasta de pericia política.