Columna

Pinedo: los que la hacen, que la paguen

No creo en eso del karma, la supuesta ley cósmica de la causa y el efecto que atesoran religiones como las hinduistas. Creo más bien, a pesar de todo, en la justicia humana, en la tenaz voluntad de las personas que se organizan para exigir que se cumplan los acuerdos establecidos en normas y leyes, ciertamente perfectibles.

Lo que quiero decir es que la detención del experiodista Antonio Pinedo, acusado de corrupción durante el corralismo, seguramente tiene que ver, quisiera pensarlo así, con un acto de justicia.

Pero nadie es tan ingenuo como para suponer que fue un acto de justicia per sé, que la Fiscalía Anticorrupción anda en lo suyo, porque detrás está la simple y callejera venganza, cantada hace tiempo y dirigida por la gobernadora María Eugenia Campos Galván, en contra de su todavía compañero de partido Javier Corral.

Si la justicia en verdad se cumple, la gobernadora Maru Campos deberá estar respondiendo también por cargos de corrupción una vez terminada su gestión en el Poder Ejecutivo. Y está por verse si la justicia, no el karma, se cumple a cabalidad.

En cuanto a Corral, como se sabe, se procuró a ciencia y paciencia la enemistad con los periodistas durante su quinquenio y además los vapuleó cada que tenía oportunidad. No les otorgó publicidad, y lo condenaron. El infranqueable Corral contra el cochupo, la dieta y el chayote, se dobló pronto, pero únicamente en favor de unos cuantos. Lo hizo sólo al principio de su gestión, porque ya entrados en gastos, Corral favoreció a unos pocos medios que se cuentan con los dedos de una mano. O sea, pagó menos a un puñado, pero los más le pegaron hasta crearle la imagen de gobernador flojo.

En ese inter, Antonio Pinedo, su jefe de Comunicación Social, su amigo y socio impresor, incurrió en corrupción. La administración de Corral lo acusó, lo corrieron, pero lo recontrató discretamente, aunque de todas maneras el destape del favorecimiento a un par de empresas familiares por varios millones de pesos, ya estaba en el aire.

La reciente detención de Pinedo, ocurrido ayer en un restaurante de Ciudad Juárez, fue, se dijo, porque el exfuncionario incumplió una orden de un juez federal, que requería su presencia en fechas designadas. Debido a su omisión se le anuló una suspensión definitiva, previamente otorgada, y fue declarado como prófugo de la justicia.

Ojalá no caigamos en un nudo infinito, uno de los símbolos kármicos, porque todo parece indicar que en la historia política de nuestro país, la que también construyen los políticos a sueldo, sugieren insistentemente una repetición aburrida pero carroñera de todo principio ético y honestidad a la hora de incluirse en el presupuesto.