El próximo 23 de septiembre cumplirá dos años de interpuesta la denuncia contra César Duarte, Jaime Herrera Corral y Carlos Hermosillo Arteaga, por el escándalo Unión Progreso. Está en la Procuraduría General de la República un voluminoso expediente bajo el número AP/PGR/UEAF/001/2014-09, y a juicio propio, listo para ser consignado ante un tribunal con la petición de una orden de aprehensión.

La conducta criminal está acreditada a través de diversos mecanismos de convicción; lo que falta es la voluntad gubernamental de actuar y que deje de ser solapadora del régimen de corrupción e impunidad que golpea hasta la médula a México. El expediente en mención se inició con responsabilidad, convicción y con la férrea voluntad de llevarlo hasta sus últimas consecuencias, por eso se intentó una apuesta por el derecho y, en esencia, se lanzó un reto a las instituciones para que lo apliquen. No es poca cosa.

Este expediente y el equipo que lo ha sostenido ha logrado frutos insospechados hace dos años. Su mérito es haber puesto en la escena pública el tema de la corrupción y que en contra de la misma se manifieste la sociedad en todas partes. A Unión Ciudadana le corresponde el mérito, a ese colectivo que ha sabido hacer mucho con muy poco y que con muy poco continuará su tarea. No se trata de una lucha franciscana, pero que sea recordado un apotegma del hombre de Asís: necesito muy poco, y de ese poco necesito muy poco. En otras palabras, la lucha continúa y en su despliegue nos hemos encontrado con una declaración genérica de Enrique Peña Nieto al periodista Joaquín López Dóriga. La transcribo en la parte que corresponde al caso Chihuahua, para luego hacer un comentario y una conclusión.

Sobre César Duarte dijo Peña Nieto: “No las voy a meter (las manos), las voy a meter a favor de la legalidad, […] cada gobernante tendrá que enfrentar los señalamientos, las investigaciones […] y lo que está comprometido de mi gobierno es no solapar, no permitir que haya actos de corrupción, y que si incurrió en un acto, que enfrente el peso de la ley”.

Son declaraciones del presidente mexicano más repudiado de la historia reciente del país, y las emite justo cuando todas las encuestas nacionales muestran un rechazo por parte de la población hacia su mandato, tras el enorme descalabro electoral de su partido en varios estados y en la coyuntura de la recta preliminar del fin de su convulsionada administración en 2018.

Los presidentes como él no se han distinguido por honrar su palabra, de modo que, como digo al inicio, las declaraciones de Peña Nieto en la segunda parte de una larga entrevista que concedió al conductor de Televisa son más que circunstanciales, especialmente si se mueve en las arenas movedizas sobre las que intenta avanzar. Si realmente pretendiera hacer una diferencia, el reto para que las instituciones que representa cumplan con su papel fue lanzado hace casi dos años. Paradójicamente, sólo falta lo que ha faltado en este sexenio: voluntad política, porque al menos en este caso, en Chihuahua, sociedad no ha faltado.

Por lo pronto, esta sociedad chihuahuense ha de saber que Unión Ciudadana no va a arriar banderas.