“Infiltrados” es un concepto del más rancio anticomunismo que podamos recordar. El gobierno de María Eugenia Campos Galván y de su guardaespaldas, Gilberto Loya, secretario de Seguridad Pública, no tiene frente al movimiento de las mujeres más que respuestas represivas.

Pero no para ahí su nefasta actuación, evidenciada con las vallas metálicas con las que amanecimos el 8 de Marzo y que se preservan hasta este día.

Ahora resulta que subiéndose falsariamente a la ola de reclamos de las mujeres, encontraron que unos hombres se infiltraron durante la marcha y ellos fueron los causantes de todo.

Igual línea han seguido los medios que estigmatizan por igual a hombres y mujeres, encasillando exclusivamente una parte, para dar a entender que en realidad los provocadores y los agitadores son los culpables de la violencia.

Es una vieja argucia de la derecha política ancestral. Existen problemas porque son unos cuantos los que los provocan, de lo contrario todo estaría en paz.

Es así como se pretende darle la vuelta a una realidad que grita que hay causas eficientes que han movilizado por miles a las mujeres en el país y orillado a los malos gobiernos a poner vallas de acero para proteger sus palacios, como sucedió también en la Ciudad de México.

En Zacatecas, gobernada por los Monreal de MORENA, fue diferente. Ahí la represión fue directa en contra de las manifestantes y de jóvenes y niñas que fueron aprehendidas, gaseadas, arrastradas y golpeadas.

El gobierno de María Eugenia Campos tuvo 365 días para ofrecer una alternativa diferente y no lo hizo, y su actuación el día 8 de Marzo obedece a sus convicciones que le dictan que la represión es la alternativa. Con ella queda bien con sus patrocinadores, los grandes empresarios, y la jerarquía de la Iglesia católica.

En todo esto el alcalde de Chihuahua, que busca la reelección, Marco Bonilla, oficia con el mismo cáliz.

Los sucesos de tres conmemoraciones del 8 de Marzo en 2022, 2023 y 2024, requieren de una cuidadosa interpretación para generar alternativas de combate al actual régimen y de identificación de quienes están con los liderazgos feministas genuinos. Hay que hacer un deslinde claro con las mujeres que un día se retratan con la gobernadora y al día siguiente condenan las vallas que aquella puso.

También están las que gustosas reciben los premios y dádivas que se expenden en el gobierno a las mujeres que se supone comprometidas con una lucha liberadora tan importante como el de las mujeres.

Por lo pronto, apunto que un gobierno que ha instalado vallas, que anuncian el atraco a las libertades públicas, no merece el refrendo en las urnas.